—¡Buen día!
—¡Aaaaaaaah!
El estruendo de una charola de metal cayendo al suelo despertó de golpe a la pobre Clara.
—Despierta ya, muñequita, tienes un largo día por delante.
—A... Ama, buenos...
—¡Cállate y ponte a comer!
—Si...
Clara se agachó para recoger la bandeja.
—¿Qué carajo haces? ¿Crees que estoy contenta contigo? Come del suelo como una perra. Has dado una cantidad enorme de problemas desde que llegaste.
—Si ama.
—¿Y por qué pones esa sonrisa estúpida? Te advertí que si te volvías una pervertida...
—Perdone ama. So... Solo haré mi papel en el trabajo.
—Por fin lo entiendes. ¡Apúrate!
—¡Sí!
Clara comió la fruta tirada, sin usar las manos mas que para tomar del vaso.
—Estoy lista, ama.
—¿Y qué esperas? —Dijo Kuromo arrojándole su ropa— ¡Vístete y sal ahora!
La joven se puso una bata de hospital, sin nada más debajo, salió y, en una de las mesas, Hanabi y Solari la llamaban. Ella hizo una seña con los dedos indicando que la esperaran. Llegó a la mesa llevando un pequeño botecito de helado, que entregó a Pretty, quien la evadía con un a mirada molesta.
—Per... Perdóname por lo de ayer. No quise dejarme llevar. Espero me puedas disculpar, amiga.
—Mmm, pues —dijo haciendo un puchero— creo que puedo perdonarte. Al final, Hanabi estuvo bastante feliz.
—Thanks, Sunshine. Fue la mejor imagen que he visto.
—De... ¿nada?
—Pero no creas que el helado lo resuelve todo, me vengaré en unos minutos, amiga.
—Está bien.
—Mírenla, está sonriendo. Te estas volviendo una de nosotras.
—Por cierto —preguntó Solari— ¿dónde conseguiste eso? No vendemos helado.
—Me lo dio una de las meseras, dijo que era su postre pero me lo regaló a cambio de darle más tarde un cun... Cunil... Algo así.
—Ah, sigues siendo demasiado inocente.
—¿Y Alucarda?
—Je, está limpiando el almacén buscando más juguetes peligrosos.
—La señora Kuromo de verdad la castigó por mi culpa.
—Oye, no estés triste. De hecho, debemos estar contentas.
—¡Si, hoy es...!
—¡Día de mujeres!
—¿Eh?
—Hoy solo se admiten mujeres al club y al burdel.
—Je, hoy Alucarda se pasará todo el día... —Pretty pasó su lengua entre sus dedos en forma de V.
—El único día que le tengo envidia a esa perra —dijo Solari.
—No debería importarnos, pero pensar que hoy solo nos vendrán a ver puras mujeres, es emocionante.
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Muñequita de vitrina.
RomanceEn un burdel donde conviven los más diversos fetiches, Clara se encuentra atrapada bajo el mando de Kuromo, una mujer que le enseñará sobre el placer y el dolor.