Clara, intentando mantener la calma, fue a uno de los vestidores, un diminuto cuarto, con un espejo, un banco y apenas un foco azul iluminando. Se desvistió con temor, no sabía por qué seguía obedeciendo, solo que tenía que hacerlo. Dejó su ropa en suelo y extendió la que le había dado Kuromo.
—Esto... No puede ser...
Unas mallas de red, algo que le parecía un bikini extra recortado, guantes de negros y una máscara que resplandecía con la luz en un tono verdoso. Las medias apretaban, y aquel "bikini" se le incrustaba de manera incómoda, era apenas una tira de tela que no cubría nada, y un par de triángulos que apenas si ocultaban sus pezones. Los guantes la hacían sudar y la máscara le apretaba la cabeza y el rostro.
—¡Ya sal de ahí!
En pánico, su primer movimiento fue tomar un par de trozos de tela del suelo, y usarlos para cubrirse el área púbica y el trasero.
—Listo, debes salir ahora...
La mirada de Kuromo se detuvo un momento. Observó el improvisado ropaje de Clara y soltó una ruidosa carcajada.
—Jajaja, de verdad. Debes estar jodiendo, parece que tienes un taparrabos, por eso me gustaste, eres tan tierna, pero quítate esa mierda y sal, además deshazte de esas coletas. Cómo eres nueva se te permite usar la máscara. Ah, antes, debes firmar eso, odio los contratos y esas mierdas, pero es necesario, si te detienes a leer yo misma te arrancaré las coletas.
—Pero... ¿Qué es...?
—¡Dije que no te interesa! Firma o te sacaré desnuda y sin la máscara.
—OK...
Con la mano temblando, Clara puso su nombre al final de una hoja en la que apenas se distinguía algo por culpa de la luz negra.
—Perfecto, ahora, sal ahí y muestra ese lindo cuerpecito tuyo a los clientes.
—Pe... Pero señora Kuromo...
—¡Nada de señora, llámame ama o dueña! No debes hacer nada más, solo permanecer inmóvil, es fácil ¿no? Quítate ese taparrabos y anda allá.
—Bien, lo... Lo haré, ama.
Clara se quitó los trozos de tela, dejando casi al descubierto sus partes, la vergüenza la paralizaba y debió ser empujada fuera.
—¡Señores de Crystal cage! —Anunció una voz— Tengo el placer de darle la bienvenida a nuestra nueva muñeca, Sunshine, nuestro nuevo rayito de sol. ¡Denle un cálido recibimiento!
Los clientes chiflaron y aplaudieron la llegada de la nueva chica, una de las "vitrinas" se abrió dejando salir humo del que salió otra chica con una ropa similar, dando paso para Clara, quien solo se cubría y trataba de no mirar a nadie. Sentía las decenas de miradas pervertidas sobre ella. Las únicas personas que la habían visto desnuda habían sido sus padres, y ahora estaba ante un montón de hombres solo vestida con un hilo y una máscara. Quería salir corriendo, pero sus piernas solo se movían, casi de forma automática, en dirección al cubículo de cristal. La puerta se cerró tras ella y un humo de aroma perfumado bajó desde arriba.
—¡Bonita!
—¡Cosa linda, por aquí!
—¡Mira cómo la tengo gracias a ti!
—¡Sunshine, te amo!
Los gritos solo la ponían más nerviosa, estaba a punto de llorar entre sus rodillas cuando Kuromo se le acercó.
—Po... Por favor, ama. Ayúdeme, esto es...
—Has una pose sensual y deja de hacer el ridículo.
—¿Eh?
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Muñequita de vitrina.
RomansaEn un burdel donde conviven los más diversos fetiches, Clara se encuentra atrapada bajo el mando de Kuromo, una mujer que le enseñará sobre el placer y el dolor.