—Despierta.
Clara abrió los ojos, Kuromo, desde la puerta y con actitud tranquila, le arrojó su ropa y salió sin decir más. La joven reconoció su blusa rosa y la falda que llevaba puesta el día que llegó. Fue algo extraño, buscó algún tipo de disfraz o lencería, pero solo encontró su propia ropa interior, limpia y doblada. Comió y salió algo confundida. Kuromo y Alucarda la esperaban.
—Hola... —saludó sin saber lo que pasaba.
—Buenos días, Sunshine.
—Niña, te vas.
Esas dos palabras cayeron sobre Clara con una fuerza que la hizo tambalear.
—¿Qué? Pe... Pero...
—Te dije una semana. Ya debes regresar a tu casa.
—¿Qué? Pero... Si es por lo de anoche, perdóneme, Kuromo. No quise portarme tan inmadura. Pensé en lo que dijo y quiero pedirle perdón. Además, usted dijo que yo ya no tenía dónde...
—Eres demasiado inocente. Aquí está tu contrato. Una semana, tú lo firmaste.
—No... No puede solo...
—Me equivoqué contigo. Creí ver algo en ti que no tienes. Una posible masoquista, una tierna sádica, pero solo eres una chica dócil. Harías lo que te digan solo por inercia, así no es la sumisión ni el masoquismo.
—Por favor, ama Kuromo. Si es por el contrato, puedo pedirle trabajo formalmente.
—Niña, aún no entiendes. Resuelve tus problemas y luego piensa en lo que de verdad quieres.
—¿Problemas? Pero, yo no tengo...
—Desde el segundo día, jamás volviste a intentar ir a tu casa, o contactar a tu familia. ¿Me equivoco? ¿Volviste a pensar en tu vida fuera de aquí?
—...
—Pequeña, resuelve lo que tengas que resolver y luego, no cuando creas estarlo, cuando de verdad estés lista, puedes buscarme para hablar. Por ahora, te deseo suerte.
Clara entendía. No quiso llorar o discutir, solo aceptó aquellas palabras.
—Puedo... ¿Puedo despedirme de mis amigas?
—Solari hoy no trabaja —respondió Alucarda— por eso se despidió ayer. Pretty te manda a decir: "dile a esa tonta que no quiero volverla a ver, que su inocencia y su cara me dan asco." Luego se echó a llorar mientras repetía tu nombre. Su novia en cambio me pidió que te diera esto: —Alucarda besó a Clara en los labios por 7 segundos exactos—. Luego Pretty la regañó por besarme y siguió llorando. Toma, por cierto.
—¿Qué es esto?
La pelirroja le entregó un pequeño bolso blanco.
—Es tu pago por la semana. Y, considéralo un soborno para que no nos demandes. Te voy a extrañar, novata.
Ambas se abrazaron.
—Adiós, Kuromo. Y muchas gracias por todo, Alu.
—De nada, Clarita —Alucarda le sonrió y la llevó hasta la salida.
El sol de la mañana le lastimó los ojos. No podía creer que no salía hacia una semana. Miró el lugar, un enorme letrero neón, apagado, daba la bienvenida al amplio edificio de dos pisos. Junto a este, varios otros locales de naturaleza similar. Caminó por un momento intentando recordar el camino de vuelta.
—¿Clara Sunshine? —Se detuvo un auto de policía junto a ella.
—¿Eh? Si, supongo. ¿Pasa algo?
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Muñequita de vitrina.
RomanceEn un burdel donde conviven los más diversos fetiches, Clara se encuentra atrapada bajo el mando de Kuromo, una mujer que le enseñará sobre el placer y el dolor.