Día siete, parte uno: A salvo.

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Clara despertó, sintiendo el cálido abrazo de sus amigas, dándole la bienvenida a un nuevo día. Hundida en aquella protección, la tarde anterior solo parecía una pesadilla, pero mientras más lo recordaba, el terror se hacía más real. Junto a la puerta, dormía Kuromo sobre una silla. Al despertar, ambas se miraron. La mujer salió en silencio y volvió a entrar abriendo la puerta de golpe.

—¡Despierten! —Gritó haciendo saltar a las cuatro. 

—Buenos días, ama —saludó Clara con una sutil sonrisa. 

—¿Algún día aprenderá a tocar? —Se quejó Alucarda.

—Levántense, deben trabajar en un par de horas. Como Sunshine es mi única responsabilidad, el desayuno del resto de ustedes saldrá de su salario. Nos vemos después.

Una joven llegó con un carrito de servicio y sirvió cinco bandejas con platos de fruta, jugo y pastel, sobre la cama. Todas comieron ahí mismo, dándole de comer a Clara y jugando manchándola con crema.

—Debemos bañarnos —mencionó Pretty— aún tengo migajas en... Je. ¿Quieren pasar de una en una?

—Vamos todas —dijo Clara.

—¿Estás segura, querida? —Preguntó Solari.

Ella asintió. Todas fueron a la regadera de la habitación. Las chicas entraron al agua, excepto Clara. Las manos le temblaban al tratar de desabrocharse el vestido. Tras ella, sus amigas la miraban preocupadas. Hanabi salpicó agua a la cara de Pretty, esta contestó embarrándole espuma y las cuatro comenzaron a jugar golpeándose con el cabello, dándose palmadas o salpicando agua fría. Nuestra joven protagonista, al oír las risas se llenó de valor y se quitó la ropa para entrar. Se lavaron el cabello y la espada entre todas luego de jugar como niñas. Al salir, la ropa de cada una estaba sobre la cama: mayas de red, minifaldas de cuero, antifaces y un par de correas. 

—Sunshine —dijo Alucarda—, puedes quedarte. Yo te supliré.

—Eh...

—I'll stay with you, amiga.

—Quédate tranquila, Sunshine. Kuromo no se enojará.

—Así es —dijo Solari—. Descansa, amiga. Volveremos contigo en un rato.

—Mu... Muchas gracias, amigas, pe... Pero no tienen que hacer esto por mí. Luego de lo de ayer, entiendo que no se sientan cómodas con los juegos de dominación y esas cosas, yo tampoco quisiera revivir esa sensación. Fue tan horrible, nunca había tenido tanto miedo, y el solo pensar que Kuromo no hubiera intervenido, me hace temblar y querer llorar. Pero, ahora sé que nunca me lastimarían. Aún hay mucho que desconozco de estos juegos, entiendo que todos son seguros, menos esa batería con cables, jeje, pero con ustedes me siento a salvo. Y, solo pido que... Que no me traten diferente, tuve mucha suerte ayer, y quiero aprovecharla volviendo a hacer lo que me gusta, con ustedes, amigas. 

—Sunshine... 

Pretty se arrojó sobre ella para abrazarla, seguida de Hanabi, Alucarda y Solari. 

—Si estás segura —dijo Alucarda limpiándose una lágrima— entonces hagámoslo. Pero hoy ya tenía algo diferente preparado para ti. Perras, hoy nuestra muñequita aprenderá a ser una sádica.

—¿Eh? Pero ella no sabe mucho de esto —respondió Pretty. 

—Lo hará bien. Sacará sus instintos, como cuando te nalgueó el otro día.

—¿Estás de acuerdo, Sunshine?

—Este... Si, pero, no sé cómo...

—Ya aprenderás, solo copia a Pretty. Serás la dominante de Solari, ella aguanta bastante bien. 

Muñequita de vitrina.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora