Violetas

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Estaba tan cerca de Max que hasta podía sentir su cálida respiración. Sergio nunca había sido del tipo que salía con muchas personas, es más, creo que su último novio fue cuando estaba en su último año de preparatoria. No tenía nada de experiencia con relaciones íntimas, era torpe y tímido. ¿Pero eso que tenía que ver? Max no le estaba coqueteando, ¿en qué estaba pensando? No tenía que preocuparse por su falta de experiencia, pues el señor Verstappen estaba lejos de interesarse en él, un simple jardinero.

Checo dio un paso atrás por la inmensa incomodidad que surgió después de haber sacado sus propias conclusiones, no quería molestar a Max con sus pensamientos estúpidos, además, qué vergüenza que le gustes a tu jardinero.

-Sería un placer para mí enseñarle todo lo que sé, señor.- dijo ahora Sergio con un tono más frío.- Tengo todas las tardes disponibles una vez que termino en el jardín, realmente termino rápido.

"Lo sé, te he visto" pensó Max

-Los fines de semana también estoy libre.- agregó entusiasmado, se regañó mentalmente por emocionarse una vez más, debía mantener la compostura y disimular un poco.

-Perfecto, Sergio.- Max palmeó su hombro.- Cuando esté libre te avisaré para empezar con esto.

-Claro, estaré más que listo.- Max se dio la vuelta y entró a casa, Checo se quitó los guantes y guardo las tijeras en su caja de utensilios.

Antes de partir, Sergio fue en busca de flores, las siguientes flores que le dejaría a Max. Todos los días era un esfuerzo mental para buscar las flores adecuadas, tardaba al menos media hora en encontrar las adecuadas, las que encajaran justo para la octava. Esta vez se fue por las violetas, el morado de sus pétalos era tan radiante y tan puro, que hacía que no pudieras apartar la mirada de ellas, justo como lo hacían los ojos de Max.

Recogió todas sus cosas, guardó sus guantes en los bolsillos delanteros de su overol, para ser un overol de jardín, a Sergio le quedaba a la perfección, se ajustaba perfectamente a su cuerpo. En la entrada de la casa, en ese mueble de mármol en el cual la mayoría de las veces se encontraba vacío y solo, ahí dejaba el ramo de flores dentro de un jarrón. Las violetas tan lindas como siempre, contrastaban con el frío blanco del mármol, perfumando todo a su alrededor.

Antes de salir, Checo sonrió al ver sus frutos florecidos. Sergio se preguntaba si Max realmente las veía en algún momento, realmente esperaba que sí. ¿A Max le harían tanta emoción como a él le hacían? ¿Qué hacía con las flores?

Un pinchazo se hizo presente en el pecho de Sergio, sintió un poco de rechazo al no haber sidas mencionadas sus flores en ningún momento. Tal vez Max las odiaba. Sacudió la cabeza negando, no, no quería pensar en eso.

Fue al área de empleados para guardar sus cosas y cambiarse antes de irse a casa, estaba sospechosamente vacía, no estaba Carlos por ningún lado, seguramente estaría hablando por teléfono con Charles o algo así. Llevo sus cosas al armario de herramientas, pero cuando abrió la puerta se sorprendió cuando vio a Yuki Y Pierre besándose apasionadamente. Rápidamente azoto la puerta y se fue de ahí, tuvo que esperar en el cuarto, ya que eventualmente terminarían sus cosas y él podría guardar sus herramientas y podría irse a casa, así que espero pacientemente.

Mientras esperaba, Carlos llegó por fin. Él y el español eran muy buenos amigos, y a pesar de que Checo era solo un simple jardinero y Carlos fuera el mayordomo, la diferencia de poder no afectaba en lo absolutamente en su amistad.

-Carlos, ¿Cómo estás?- el español lo saludo con una sonrisa.

-Checo, ¿Por qué sigues aquí? Tu jornada terminó hace rato.- Sergio se sonrojó al recordarlo.

Entre Flores y FortunasDonde viven las historias. Descúbrelo ahora