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Después de ese incidente, despidieron a Ridey, Jack me ha estado evitando, y Sara junto con Lairet se fueron, aunque Lairet se quería quedar otros meses más, Sara se la llevó con ella a la fuerza, y el castillo volvió a estar como antes, bueno casi como antes.

—¡CUIDADO CON ESE JARRÓN!

Sara nos dejó una pequeña sorpresa...

—¡Pongan esa mesa allá! Esto tiene que quedar perfecto.

Si, el castillo ya estado algo ruidoso últimamente, ya que a Sara le pareció genial hacer una fiesta por el matrimonio del rey...

¡Llevamos como 5 meses de casados y hasta ahorita se les ocurre esto!

La verdad no me agrada nada, no soy buena socializando, los ruidos me abruman, la gente hipócrita también, lo peor es que solo va a venir gente de la alta sociedad.

Debí pensar mejor cuando me preguntaron si quería casarme con el rey.

—Señorita Daphne—. Odele aparece detrás de mi—. El sastre llegó, vamos para que le tome las medidas para su vestido.

—Insisto que puedo ponerme uno de los que ya tengo.

Odele sonríe.

—Eso no va a pasar señorita.

Bufo, y empiezo a caminar junto a Odele hasta llegar a la sala. Este lugar me trae recuerdos...

—Buenos dias—. Saluda, yo le devuelvo el gesto con mi mano.

Me acerco a él, saca un metro y comienza a medir mis brazos, mi torso, mi cintura, etc, mientras que toma nota en una pequeña libreta.

Luego de acabar se despide y me desplomó en el sofá.

—¿Quiere que le traiga algo de comer?—. Me pregunta Odele.

—No, gracias.

Me levanto del sofá, y salgo de la sala, empiezo a caminar hacia mi habitación, mientras que Odele va detrás mío.

Cuando voy a terminar de subir los escalones, me encuentro con Jack, y antes de que pudiera decir algo, pasa de largo sin mirarme...

¿Por qué me evade? Estábamos bien, o eso creía...

[...]

Ya pasó una semana, mañana es la gran fiesta, y están haciendo los últimos retoques.

Mi vestido ya está terminado, es rosa, está lindo.

—¡Es hermoso!—. Exclama Pamela.

Ahora que lo recuerdo le dije que también le mandaría a hacer un vestido a ella.

Así que tomo una hoja y una pluma y empiezo a escribir, luego de terminar le entrego la carta a Odele.

—Enviasela al sastre.

Ella asiente y se marcha de la habitación, junto con la pequeña.

[...]

—¡Le queda hermoso!—. Dice Odele contemplándome con el vestido puesto.

—Gracias—. Le devuelvo una sonrisa.

La fiesta es en media hora, y ya estoy lista, Odele me ayudó en todo, y no voy a negar que me veo linda.

Odele se retira porque tiene que hacer unas cosas abajo y me quedo sola en la habitación. Hasta que alguien toca mi puerta.

Me levanto y abro, no hay nadie, pero me percato de qué hay una caja en el suelo, es de madera, tiene forma de cofre, la levanto y la abro, adentro de ella hay un collar acompañado con unos pendientes, creo que son de plata, o no se, lo mio son los libros no las joyas.

Un Demonio Como EsposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora