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Ya han pasado meses. Jack logro arreglar todos los problemas del reino, y la mayor parte del tiempo la pasamos juntos.

Hoy no es la excepción, quise que tuviéramos un picnic, en el bosque, después de tanto caminar encontramos el lugar perfecto, hay un precipicio justo aquí, pero la vista es maravillosa, solo hay que tener cuidado con ese precipicio, ya me asome y donde estamos está bastante alto, te caes y dudo que sigas con vida.

En fin, cuando encontramos el lugar, Jack dijo que se le había quedado algo, así que se devolvió por eso, mientras tanto yo me dedicaba a mirar y luego organizar las cosas para el picnic. Ya puse el mantel, coloque toda la comida que prepare, creo que todo está en orden.

Unas ramas se oyen crujir muy cerca del lugar.

—¿Ya regresaste?—. Pregunto a Jack, y me quedo esperando su respuesta, la cual no llega.

Me quedo observando hacia el lugar donde escuché el ruido, esperando a que Jack aparezca, entonces un rostro con una sonrisa retorcida, y ojos llenos de rabia aparece de la profundidad del bosque.

—Hola princesita—. La manera tan macabra en la que me habla hace que se me erice la piel.

—Kathrine...—. Murmuro y luego trago saliva.

Su mirada me produce miedo.

—Te veo sorprendida, ¿estabas esperando a alguien más?—. Se ríe.

—¿Cómo escapaste?

—Para que decírtelo si vas a morir.

Comienza a acercarse a mi.

—Kathrine detente...

—Yo debía estar a su lado, no tú. Yo pasé toda mi vida apoyándolo, no tú. Yo era la que estaba hay para el cuando se sentía solo, no tú—. Por cada paso que Kathrine avanzaba, yo retrocedía—. Sé cual es su color favorito, cuál es su comida favorita, que le gusta hacer en sus tiempos libres, a que horas se despierta, a que horas se va a dormir, sé que que es alérgico y a que no, conozco sus expresiones cuando se enoja, se pone triste, está confundido, frustrado...—. Kathrine se detiene, yo igual, pero a diferencia de ella que está a metros de la orilla del precipicio, yo estoy demasiado cerca—. ¿Tú sabes todo eso como yo? No, porque no lo amas como yo lo amo a él.

—Eso no es amor Kathrine, es obsesión—. Alzo las manos a la altura de mi pecho en señal de que se detenga, ya que volvió a empezar a caminar, y yo ya no puedo dar un paso más atrás.

—Tú no sabes nada, yo sé que es amor. Y si yo no puedo estar con él, nadie más lo hará—. Kathrine ya estaba justo en frente de mi, estiró sus brazos y me empujó, por suerte alcance a agarrar sus manos, quedando casi en el aire.

—Kathrine, por favor no me sueltes—. Le dije.

Ella solo me dió una sonrisa y soltó mis manos.

Mientras caía al vacío, recordé todas esas veces que mi vida corrió peligro, pero aún así logré salvarme.

Supongo que al final no pude lograrlo...

Abro los ojos para contemplar el cielo por última vez, veo la silueta de Kathrine observandome desde arriba. De repente, una sombra pasa rápido a su lado haciendo que Kathrine pierda el equilibrio y se caiga.

Volteo a ver hacia abajo, el suelo ya está demasiado cerca, solo cierro los ojos esperando el impacto.

...

Nada.

No sentí nada, abro lentamente mis ojos, y el piso que estaba tan cerca de mi, ahora se ve más lejos.

También veo a una persona,—que desde mi altura se ve como una hormiga—está boca abajo, y hay un charco de sangre al rededor de todo su cuerpo.

Siento algo apretándome alrededor de mi cintura, son brazos, son los de Jack...

Su mirada está puesta también en el pequeño cuerpo que está en el suelo.

Sé que le duele ver eso. Después de todo ella fue como una hermana para él.

Jack impulsa sus alas, para luego hacernos aterrizar en tierra firme, en el lugar donde había aparecido Kathrine unos minutos atrás.

—Quedate aquí, ya regreso—. Me da un beso en la frente, y hace el intento de darme una sonrisa.

Luego vuelve a volar, hacia abajo donde está el cuerpo de Kathrine.

Doy un suspiro, pensar que pude terminar así me da escalofríos.

[...]

Jack

Ese día quería darle algo especial a Daphne, pero Kathrine logro escapar del calabozo, y si no llego a tiempo, Daphne hubiera muerto, me asusté tanto que no me fijé que sin querer una de mis alas golpeó a Kathrine y la hizo perder la estabilidad, al final si hubo una muerte, pero creo que fue lo mejor, por el bien de todos.

Kathrine hizo cosas malas, pero aún así quise que tuviera un funeral como si hubiera sido parte de la familia.

Ya hemos estado de luto por muchos días, así que para alegrar a Daphne voy a darle lo que no le pude dar ese día.

Estoy camino hacia la biblioteca, que es el lugar donde a Daphne más le gusta estar, al entrar entra sentada sobre una silla.

Sus ojos azules me miran, apenas se percatan de mi presencia, y un brillo aparece en sus ojos, y una sonrisa genuina se asoma en su rostro, no puedo evitar sonreírle también.

Me acerco hasta donde está ella, tomo un respiro, y me arrodillo.

Del bolsillo de mi pantalón saco una pequeña caja de color negro, y miro a Daphne a los ojos.

—Princesa Daphne Lee, ¿le gustaría hacerme el honor de convertirme en su esposo?—. Digo, mientras abro la cajita y se revela un anillo de plata, adornado con un diamante.

Los ojos de Daphne se llenan de lágrimas mientras asiente.

Yo tomo el anillo, lo saco de la caja y lo pongo en su dedo anular de su mano izquierda.

—Pero ya estamos casados—. Me dice entre lágrimas.

—Esta vez lo haremos bien, invitaremos a todo el pueblo, tú te pondrás un hermoso vestido blanco, y en nuestros dedos estarán los anillos que significa que tú y yo estaremos juntos por la eternidad—. Le doy una sonrisa y me acerco a sus labios—. Está vez nuestro matrimonio será oficial—. Digo y le doy un beso.

FIN.

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¡Holaaaaaaa!

Sé que estuvo muy corto, pero no tenía mucha inspiración.

Y pues bueno, este es el final del libro, muchas gracias por llegar hasta aquí, me alegra que les haya gustado.

Pero esto no es un adiós si no un hasta pronto. Estoy pensando en escribir otro libro, así que nos volveremos a leer muy pronto.

Esto es todo por hoy, bay, bay.

Un Demonio Como EsposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora