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¿Dónde está? ¡¿Dónde está?!

Hace rato que estoy buscando un libro que deje en una mesit que está al lado de las escaleras, mientras iba y buscaba algo para sujetarme el cabello, pero cuando baje ya no estaba.

Debio caerse por aqui.

Fue lo que pensé, pero no está por ningún lado, y dudo que el viento se lo haya llevado.

—¿Qué está haciendo?—. Se escucha una voz detrás de mi.

Volteo a ver, Kathrine está parada con los brazos cruzados, mirandome como si fuera un bicho raro.

—Estoy buscando tu inteligencia, porque como siempre haces preguntas tan obvias, creí que se te había caído—. Le respondo de mala gana.

Ella frunce el seño.

—Se te está subiendo la fama, ¿te crees mucho por qué ahora eres una princesa?

—Espera, espera—. Alzo una mano para callarla—. Antes déjame encontrar tu inteligencia, porque no te sabes decir otra cosa que no sea "te crees mucho".

El rostro de Kathrine se vuelve rojo de la furia.

No le doy importancia y sigo buscando el libro.

—Tu librito está en la basura—. Me informa.

Voltea a mirarla, tiene una expresión de orgullo en su cara.

—¿Por qué está en la basura—. Digo detenidamente.

—Porque es basura—. Me responde—. Es más, el libro se llama "tu y yo entre cenizas" ¿cierto?, debería ir a quemarlo y hacerle honor a su nombre.

Sin pensarlo dos veces me abalanzo encima de ella, jalo de su cabello haciendo que grite del dolor.

—¡Maldita, devuélveme mi libro!—. Le grito jalando más su cabello.

Ella me responde jalando mi cabello con fuerza, lo que provoca que la suelte.

—No te creas mucho solo porque te pusieron una tiara en la cabeza.

—La única que se cree mucho aquí, eres tú. Solo porque eres la jefa de todos los empleados del castillo, ¿Y eso qué? Solo es un título—. La miro fijamente—. Pero eso se acabo—. Tomo un respiro—. De ahora en adelante ya no te harás cargo de nada, serás como cualquier otra criada de este lugar, te despojo de tu cargo Kathrine.

—¡¿Quién es para hacer eso?!—. Dice alterada.

—Soy la princesa de Slotby.

—¡Acaba de decir que los títulos no significan nada!—. Grita.

—¡Hay que hacer excepciones para las personas como tú!—. Alzo más la voz—. Además el título de princesa vale más, hasta se hacen ceremonias para que todo el mundo vea como le ponen una corona a alguien, ¿acaso a ti te pusieron algo cuando te nombraron jefa de los empleados?, ¿alguna tiara?, ¿o una escoba por lo menos? No, porque no eres nadie Kathrine, y créeme a nadie le importas, ¡y aunque tengas un cargo más altos que todos aquí, sigues siendo una simple SIRVIENTA!

Doy media vuelta y me voy de ahí, antes de que Kathrine me diga algo más, porque si vuelvo a escuchar una sola palabra de su boca, juro que la mato a golpes.

[...]

—¿Dónde lo encontraste?

—En la basura—. Responde Pamela—. Cómo siempre te veo leyendo, pensé que te gustaría.

Le doy un fuerte abrazo, está niña se merece el cielo entero.

—Gracias—. Le digo—. Te mereces un premio, ¿quieres que te prepare algo de comer?

Un Demonio Como EsposoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora