♫ CAPÍTULO 6 ♫

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Cambio frases chingonas y reflexivas, por votos y comentarios

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Cambio frases chingonas y reflexivas, por votos y comentarios.
No sean tímidos y denme amor.

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POV
LOLA FERNÁNDEZ 

Empiezo a ordenar mi escritorio.

Todo está tan desordenado que se parece a mi mente.

Bolígrafos aquí... Hojas donde hay más pancitos de azúcar dibujados por acá... La placa con mi nombre donde se pueda ver... La pantalla del ordenador en el ángulo adecuado...

—¿Lola? —llaman Phil a mi espalda y detengo mis manos—. ¿Estás bien, cariño?

—No puedo trabajar en un ambiente desordenado —me quejo colocando el teclado alineado con la pantalla—. Flower llega y vuelve un caos todo. —Una amarga risa brota de mis labios—. ¿Crees qué su estudio sea tan caótico como él?

No me imagino estar en un amiente tan desordenado, mucho menos trabajar en uno. Considero que mientras más despejada y pulcra está una habitación, las ideas fluyen mucho mejor.

Incluso en mis días de matemática en el internado mi lugar siempre estuvo limpio, cosa que enloquecía a los demás compañeros. Ninguno de ellos podía imaginarse tirar algún papel.

¿Y si ese papel contenía las respuestas correctas?

—Lola —me llama Phil con suavidad—. ¿Flower te hizo algo que no querías?

—Sí quería —admito en voz baja.

Mis hombros se tensan y suelto algunos bolígrafos, para abrazarme a mí misma.

—¿No te gustó y no paró cuando se lo pediste? —cuestiona con suma cautela.

Lo encaro con las mejillas coloradas y el corazón acelerado.

—Es que si me gustó —confieso con mis ojos volviéndose acuosos—. Y no quería que parara... —mi voz se pierde y bajo la cabeza avergonzada—. No debería querer, Phil, no debería. —Inspiro con fuerza intentando no echarme a llorar—. Y él es tan confuso... En un momento estamos mal y luego estamos bien... Y luego estamos contra el escritorio... ¡Y ni siquiera lo conozco lo suficiente!

Los zapatos de Phil aparecen en mi línea de visión y sus manos me toman por los brazos, que acaricia con suavidad de arriba a abajo.

—Lola, para tener tensión sexual con alguien no necesitas saber gran cosa de ese alguien —comenta con cierto toque de diversión.

—No es sano. —Respiro con pesadez—. No es correcto.

—¿Y qué tiene de malo tenerle ganas a alguien?

UNO PARA DOS©Donde viven las historias. Descúbrelo ahora