Capítulo 8

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Tu reflejo en mi memoria


Rhory

Contaba cada uno de los segundos esperándote en aquel paradero, a la hora que fuera para entrar juntos a bailar en aquel salón extravagante...

Pero jamás volví a verte después de aquella promesa y eso fue lo único que me dolió hasta recordarte el día de hoy, el día en que decidí por fin olvidarte.

 Espero esta vez no ser un buen tonto.

Hace mucho tiempo conocí una chica qué creí amable, enérgica, le gustaba mucho bailar y sigue siendo  una condena a muerte por amarla tanto.

Fui yo el que se entregó tanto a algo que, pesé a qué yo sólo pensé en armar una relación amorosa con ella. Pero fue mi mayor y peor anhelo ¿Por qué? Estaba enamorada de viajar lejos, francamente me lo esperaba, ella estaba dispuesta a irse con bastante labia, me dolió mucho y lo sabía... hasta ese día, en el que conseguí bajar de peso entrenando a la hora que fuera, comiendo saludable siguiendo una rutina que me hiciera borrarla de mi cabeza, y pensar que  me hace sentir prácticamente lo mismo, siempre me considero un caballero pero esta chica me hace sentir irritado, es una buena opción para entrar a este mundo del amor, pero es tan ella que ni siquiera es capaz de reconocerme, me pregunto que tanto he cambiado para que no me vuelvas a mirar con el corazón marcado en tu mirada, acaso soy también una parte que se borra como goma en un papel. ¿Soy eso para ti, Irene?

Pero como me vas a recordar si apenas teníamos siete años, como te vas a acordar de un niño obeso con miedo al mundo y ansiedad con padres destinados a estar juntos pero vivir peleando por quién es mejor en una empresa, a pesar de todo mi amor y admiración hacia ti Irene conocí a tu otra versión y me he enamorado de alguien erróneamente por el simple hecho de que sea tu familiar, pero no puedo aceptarlo hasta que me rechaces con tus palabras, hasta ver qué serás feliz con alguien más, hasta llorar y quedarme dormido, te volví a encontrar sin querer dándome cuenta que las oportunidades en realidad se las dan a los mejores guerreros y supongo que yo fui ese. Sólo acepto dos rechazos de tu parte ya me cumpliste uno, ahora espero que esta vez no...

—  Buenas tardes abuela. — abro la puerta del local.
 

—  Hijo — dijo asustada.

—  Después de tanto tiempo conseguiste quedarte en este lugar —  digo emocionado.
 

—  Sí, Irene me habló de ti y que me estabas buscando

 
—  Si tiene razón pero te dijo muy tarde de mi, no me sorprende de ella

Respondo honesto también algo cabizbajo por la situación.

—  ¿Por qué lo dices?

—  Cosas del pasado, cosas como abandonarme aunque no sea una responsabilidad mayor me dejó solo como tú. Me dejó plantado esperándola toda la noche cuando era un obeso con problemas y mi abuela por otro lado yéndose a la par de ella y ahora me sorprende de que estés junto a ella muy bien acomodada.

—  Rhory sabes muy bien lo que pasó con tu familia y si tienes razón mi culpa jamás será tu culpa, ya no podía seguir allí por qué me dejarían en un asilo de adultos, y no quería eso ni para mí ni para nadie, no, no me mires así que ahora tu seguiste los pasos de tus padres destinados.

—  A qué viene eso

—  A qué vienes a buscar respuestas que ya no resuelve nada más que la memoria del pasado a qué ya no hay conflictos ni nada.
 

—  Me imagino que te da vergüenza tener un nieto como yo que se escusa para crear la familia perfecta.

 
—  Creaste tu propio problema, no puedes crear una familia así si no sabes cómo ver las cosas como son.
 

—  Como son esas cosas. Que de hace un año ya mi mamá y papá se divorciaron y que me mudé,  ahora estoy por ingresar a trabajar con Nawel y que más te puedo decir que me haces sentir como si fuese un desechable.

—  Mi pregunta para ti puede molestar pero ¿ En qué has cambiado Rhory? Dime en qué, por qué sigues forzando una familia rota ¿Cómo te puede hacer feliz eso hijo?
 

—  ¿Cómo la destruyósin sentirme culpable?

—  Aléjate de tu vida pasada.

 

¿Qué me haces sentir?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora