Capítulo 1.

161 15 27
                                    

Nombre: Agoti Andromeda.
Edad: 21 años.
Sexo: Masculino.
Jerarquía: Omega.

La fotografía a un costado de aquella ficha llena de su información le hacía ver más serio de lo que en realidad era, no se había esforzado demasiado en tratar de aparentar ser alguien adorable, gentil y atractivo para algún alpha. Si era honesto, no tenía ningún interés en ingresar en este campo minado para gente pobre, pero Solazar le había insistido en que debía entrar para sentirse más acompañado de gente de su... Estatus.

¿Qué mierda se supone que quería decir con eso?

Alzando la vista de aquellos papeles con toda la información necesaria sobre el nuevo integrante de aquel grupo de reuniones sociales, el encargado de llenar las casillas de solicitudes lució un tanto confundido al ver a un joven alto, de aura seria e indiferente sentado de manera inapropiada en aquella silla acolchada al otro lado del escritorio. No cumplía con ninguna de los estereotipos de omega como para creerle así sin más. Definitivamente no era nada similar a los demás miembros de esta asociación que el mismo había recibido hace ya un tiempo atrás.

— ¿Qué? —Preguntó Agoti arrugando el entrecejo.— ¿Por qué me miras así?, ¿te debo dinero o qué?

— Ah. —Titubeó el hombrecillo.— Disculpe, ¿está seguro de que usted es-?

— ¿Omega? —Soltó una risilla, pero luego volvió a una seriedad que resultaba algo intimidante. No era la primera vez que le cuestionaban eso.— Sí, estúpido. ¿Acaso crees que me hace mucha gracia ser parte de esta basura de estatus?

— Ah, n-no, pero-

— Solo haz tu puto trabajo, deja de hacer preguntas estúpidas, te pagan por revisar que la información esté completa y me ingresas en el sistema, no para interrogarme. La entrevista ya me la hizo la señorita esa del vestido negro.

El sujeto dudó, acomodándose los anteojos en un intento de canalizar su nerviosismo, porque era evidente que nunca había tratado en persona con el tipo de omegas dominantes como lo era Agoti. Ni siquiera se podía sospechar que lo fuera. Adoraría contarle eso a su esposa al volver a casa, pero esta asociación se caracterizaba por el anonimato de los integrantes, si decía una sola palabra podrían despedirlo, o peor, Agoti le haría la vida imposible. Ya había oído rumores de lo que los Andromeda eran capaces de hacer con quienes abrían la boca con sus respectivos secretos.

Asintiendo, el hombrecillo se dedicó a girar con su asiento para poder teclear y abrir documentos en el portafolios virtual que tenían. No le hacía mucha gracia tener que darle frente a Agoti, así que le daría lo que quería y así ambos se libraban de esto rápido, lo más pronto que era posible.

Cuando ingresó sus datos en el sistema, conectó una pantalla y un lápiz en el ordenador, para que así Agoti al recibirla pudiera firmar el documento y dar por finalizado aquel trámite.

— Y... Listo. Ya estás en el sistema. —Le sonrió, aunque estaba claro que lo forzaba con bastante afán para no lucir grosero.

Esta situación le disgustaba, seguía sin estar del todo convencido de que entrar en una asociación como esta fuera a generar un cambio significativo en su vida. Lo único que harían aquí sería hablarles sobre cómo ser sumisos y encantadores para poder encontrar algún alpha que les mantenga, y si tenían suerte, que no los maltraten ni vendan en algún mercado negro.

Cada día odiaba más el haber tenido que pertenecer a esta estúpida jerarquía.

Soltando un tosco "gracias", el demonio se levantó de su asiento y abandonó aquella sala para no tener que recibir de esos bobos panfletos que hablaban sobre la sana vida y las grandes oportunidades que tenían los omega, ¿para qué se esforzaban tanto en intentar brindar opciones de consuelo tan estúpidas y rebuscadas? Todos sabían que un omega común jamás tendría grandes oportunidades en su vida.

Yᴏᴜ Bᴇʟᴏɴɢ Tᴏ Mᴇ - [Tagoti-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora