Yᴏᴜ Bᴇʟᴏɴɢ Tᴏ Mᴇ - [Tagoti-Omegaverse]

Capítulo 13.

Pasando aquella tarjeta de identificación en el sensor de su departamento el pitido de afirmación hizo al alpha suspirar de alivio, hacer esto con una mano era más difícil de lo que imaginó, peor cuando su mente daba vueltas por las feromonas intensas del omega que cargaba entre sus brazos. Empujando la puerta con el costado de su cuerpo, Tabi caminó dentro de su hogar, cerrando la puerta con el empuje de uno de sus pies una vez que ya estuvo dentro, ya que sus manos estuvieron nuevamente ocupadas.

Se desplazó por el pasillo, caminando hacia la habitación de invitados que generalmente nadie tocaba, pero que tenía organizada y frecuentemente limpia puesto que uno nunca sabía cuando podría caer una situación de fuerza mayor, o bueno, una ocasión como esta.

— Agoti, necesito que me sueltes. —Dijo apoyando una rodilla sobre el colchón, inclinándose un poco sobre la cama en búsqueda de que el joven omega se recueste.

— Mmm. —Emitió, completamente aferrado a su contrario.

— Por favor, Agoti... No quiero hacerte daño... —Jadeó, había soportado todo el transcurso hasta aquí, pero no sabía si podía seguir controlándose, necesitaba reforzar la dosis de inhibidores ahora ya.— Te prometo volver, pero antes necesito tomarme mis medicamentos para tenerte seguro estando conmigo, y además debo llamar a tu hermano para que pase por ti, ¿entiendes?

— No quiero que te vayas... —Habló al fin, restregando su rostro contra su pecho.— Mi cuerpo me mata cuando estás lejos...

"Habla sin saber" pensó el ruso, insistiendo en tomar distancia con el más joven, pero Agoti estaba sorpresivamente demasiado aferrado, ¿de dónde sacaba aquella fuerza? Físicamente no parecía capaz de tener una fuerza así, aunque quizá también sacó conclusiones apresuradas. Jamás le interesó tanto medir la fuerza del demonio.

— Agoti, te prometo volver, enserio. No me tardaré más de 5 minutos. —Su cuerpo comenzaba a manifestar sus feromonas, estaba a contrarreloj ahora.

Agoti se encogió de hombros, y tras unos eternos segundos finalmente obedeció, soltando a Tabi y dejándose recostar en aquella amplia cama, emitiendo un suspiro entrecortado cuando el entorno casi libre de feromonas le dio la oportunidad de entablar comodidad. Tabi, por otro lado, permaneció en silencio, viendo la figura delgada de aquel sonrojado y jadeante digidevil, que técnicamente, tenía a su merced a partir de ahora.

Sacudió la cabeza quitándose de la mente aquel pensamiento intrusivo, y en cuanto pudo se apartó de la cama cubriéndose la nariz con el antebrazo, pero de todos modos sería en vano. El aroma al omega estaba impregnado en el también. Una vez que Aldryx recogiera a Agoti y con ello los Andromeda se vayan se daría una ducha a profundidad.

Abandonó la habitación, desplazándose hasta la suya, donde en un acto desesperado consiguió dar con aquellos supresores que tanto había ansiado, aunque al primer trago forzado de estos no notó ni un cambio, pero le daría tiempo. Honestamente sentía que esto era un logro tremendo, no cualquier alpha habría podido resistirse al seductor aroma de las feromonas de un omega en pleno celo. Un cosquilleo en su vientre le hizo agachar la mirada, había estado tan sumergido en sus pensamientos para mantener la mente focalizada en no ceder que no se había dado cuenta de su propia situación. Del reaccionar corporal.

Ahora que era consciente, sentía que el botón de su pantalón podría reventar en cualquier momento debido a la presión en su entrepierna, le avergonzaba haberse puesto así, nunca había llegado a tal grado, menos por un omega tan poco agraciado como lo era Agoti.

Frotó sus manos en su rostro, inquieto por la nueva situación actual, pero no debía perder más tiempo, ni siquiera aunque lo necesitara. Sacó su teléfono de su bolsillo trasero, encontrando el contacto del hermano mayor de aquel demonio que esperaba por su regreso en la habitación de invitados.