Capítulo 3.

145 16 33
                                    

Saltándose los últimos 3 escalones que le llevarían al piso del departamento de Jacota, un fuerte jadeo se escapó de los labios del digidevil, teniendo que hacer una pequeña pausa para poder respirar adecuadamente sin que sus pulmones terminaran de colapsar por la falta de actividad física que tenía. La resistencia nunca había sido su fuerte, y además, haber salido a mitad de la noche sin su teléfono tampoco había sido buena idea a decir verdad. Habría sido más fácil solo traspasar la pantalla de su teléfono al de Jaco, pero este maldito resentido no respondía a sus mensajes. Sin una conexión mínima no le era tan fácil movilizarse así entre pantallas.

La opción más viable habría sido esperar para venir a verlo mañana más temprano, pero honestamente le generaba mucha ansiedad el que Jacota pudiera enojarse con el de forma prolongada. Se aferraba con uñas y dientes a que no le abandone, le aterraba perder a un amigo de la infancia, más con esa conexión tan íntima que tenían.

— ¡Jaco! —Golpeteó la puerta.— ¡Abre, sé que estás aquí!

Insistió un poco más, golpeando la puerta un par de veces más mientras su respiración por fin se estabilizaba por completo. Sin embargo, en todo ese rato no recibió ninguna respuesta del otro lado.
Se frotó una mano en la cabeza, mirando en ambas direcciones de aquel pasillo donde fácilmente cualquier otro vecino podría salir a reclamarle por el ruido, pero supuso que estarían acostumbrados a ello, no era la mejor instalación en realidad.

Y finalmente abrió, dejando ver a un enojado techmenace sin camiseta y únicamente en pantalones de pijama. Su amargada morisqueta era algo normal, pero definitivamente su mirada se fue de pleno a su abdomen, pero subió instantáneamente al recordar que generalmente hacía muy evidente su mironeo a pesar de su falta de pupilas.

— ¿Qué quieres? —Cuestionó el alpha, cruzándose de brazos y recargando su peso sobre el marco de la puerta.— ¿Acaso no tenías nada mejor que hacer? Digo, como no fuiste capaz de enviarme un miserable mensaje avisándome sobre lo único que te pedí que confirmes asumí que estarías más entretenido en otro lado.

— Maldito mecha corta. —Imitó su gesto y cruzó sus brazos, alzando la barbilla para no dar una postura inferior.— Si no fueras tan berrinchudo habrías leído los malditos mensajes que te envié explicando el porqué no te avisé nada. Además, ¿por qué siempre haces eso?, ¿sabías que eso cuenta como agresión psicológica? —Señaló, refiriéndose a que había ignorado sus mensajes a propósito para causar culpabilidad en él.

— Me cagan tus términos rebuscados, eso de la "agresión psicológica" lo inventó algún mariquita que no acepta verdades y la culpa que le corresponde.

Y ahí iba otra vez invalidando cada una de las cosas que decía, ¿acaso nunca podría tener razón en algo que discutiera con este sonso? Era imposible terminar en un punto medio o decirle sus verdades a la cara porque le molestaba, lo invalidaba, o simplemente le callaba.

En fin, no sacaría nada discutiendo con él ahora...
Y quizá nunca.

— Fui a casa de Ayana. —Dijo explicando su falta de comunicación anterior.— Me distraje en la tarde porque estuvimos hablando de una fiesta que ella le hará a su novia en unos días por su cumpleaños. Me pidió ayuda para planificarlo, no pude decirle que no.

— Pero un mensaje no te costaba nada.

— Ya sé, lo siento... Me distraje.

Suspiró, rascándose el brazo con algo de timidez mientras agachaba la mirada. Esta era la rutina de siempre, algo que ya era normal entre ambos, algo que quizá no debería seguir pasando, pero que seguía permitiendo... Se rebajaba a aceptar la culpa de todo.

No quería discusiones, no quería que Jacota se enoje.
Todo eso le generaba un miedo enorme, pero no podía explicar porque, ¿a qué le temía tanto?

Yᴏᴜ Bᴇʟᴏɴɢ Tᴏ Mᴇ - [Tagoti-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora