Capítulo 6.

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Pasada la media noche la fiesta aún seguía en pie, sin rastro alguno de querer terminar pronto. Generalmente habría inconvenientes por el ruido en este tipo de barrios, ya que las casas estaban demasiado cerca una de la otra, pero Ayana definitivamente había pensado en todo al momento de planificar y organizar, ya que contaba con un permiso firmado por el vecindario, así que la fiesta podría estar prendida toda la noche si la energía alcanzaba para ello. Incluso parecía que algunos vecinos se habían unido a ella hasta hace poco. La música debió sonar convincente.

Bueno, supuso que estaban a favor porque daba fecha de fin de semana. Ninguno de ellos debía trabajar los próximos días al parecer. Quería hacer algo de memoria para ver si compartían la misma suerte, pero con el poco (casi nulo) alcohol que ya había bebido sus sentidos estaban lo suficientemente aturdidos como para pensar de forma clara. Aún podía mantenerse en pie y hablar si se lo proponía, pero si se movía muy rápido o intentaba hacer funcionar a fuerzas su cerebro se apagaba por momentos.

— Agoti. —Habló Aldryx poniendo sus manos en los hombros de su hermano menor.

— ¡Ay! —Se sobresaltó, chistando la lengua al ver que derramó un poco de bebida en sus pantalones.— Me asustaste, imbécil.

— Perdón. —Dijo inclinándose un poco para verle por encima del respaldo del sofá.— ¿Cómo te encuentras?, ¿todo en orden?

— Estoy bien. —Dijo moviendo sus hombros con brusquedad para que le suelte.— Ahora nomás que la gente va a pensar que me hice pipí. —Señaló los pantalones mojados.

— Ve al baño, límpiate un poco para que absorba lo húmedo.

— Ya voy. —Le dio su vaso, poniéndose de pie con incomodidad al sentir todo húmedo entre sus piernas.

— ¿Quieres que te acompañe?

— No, estoy bien. Si vas conmigo se llamará mucho la atención.

— Okey.

Con la mayor discreción posible, Agoti se desplazó fuera de la sala de estar en búsqueda del baño. Escurriéndose entre la ruidosa gente que ahora por algún motivo saltaba cantando la letra de una canción que ni siquiera era tan buena como para vivirla con tanta emoción. Eran un dolor de cabeza, que ruidosos.

Recibiendo un empujón inesperado que le hizo tambalear, Agoti tensó la mandíbula al momento de girar con hostilidad dispuesto a discutir con el borracho que lo empujó, sin embargo, terminó siendo agarrado de las manos en distintas direcciones  y posteriormente fue jalado e incluido en una larga fila de baile que se extendió a lo largo de varias habitaciones. En cierto punto fue divertido, pero cuando el montón de comida que había ingerido recientemente comenzó a devolverse ya no lo fue tanto.

— ¡Carajo, permiso! —Exclamó abriéndose paso nuevamente cuando consiguió soltarse en la tercera vuelta.

Haciendo a un lado a un par de borrachos que estaban en su camino, consiguió abrir la puerta del baño de un empujón, arrodillándose lo más rápido que pudo junto al retrete para vomitar y devolver todo lo que había tragado hasta hace menos de una hora. Dios, ahora recordaba porque no bebía, el hacerlo (aunque sea en poca cantidad) le hacía muy mal al estómago.

— ¿Estás bien? —Habló una chica a sus espaldas, recogiéndole el cabello con cuidado en lo que su otra mano le frotaba la espalda.

— S-si, si. —Se apresuró a sostener su propio cabello fuera de su rostro, seguía sin gustarle que le toquen la cabeza, menos en un estado así de vulnerable.— Vete, por favor. No me gusta que me vean así.

— Oh vamos, es normal.

— Por favor, déjame solo. —Repitió, y luego le empujó sutilmente con el codo al percibirla tan encima de su posición.

Yᴏᴜ Bᴇʟᴏɴɢ Tᴏ Mᴇ - [Tagoti-Omegaverse]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora