Lía y Agustín, dos mejores amigos desde que Lía se mudó a Argentina, hasta que un año, empiezan a pensar cada uno en cómo es su relación, ya que últimamente su amistad se está transformando en algo más profundo. A medida que se desarrolla la atracci...
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Lía se encontraba dando vueltas por su habitación, ese mismo día su mejor amiga, a la que no veía hace más de un año, iba a visitarla a Argentina.
Aún así, Lía nunca se sentía sola del todo, tenía a su mejor amigo, Agustín, y a su hermana mayor, Lidia.
Lía nació y se crió en Estados Unidos, ahí la conoció a ella, a Queralt, su mejor amiga, la que estaría en el avión de camino a su casa.
Queralt era Coreana, pero sus padres tenían un negocio en Estados Unidos y se fueron a vivir ahí.
Lía y su hermana hablaban perfectamente español, ya que hacían clases particulares de español y hasta estuvieron en concursos con españoles en los que ellas obtenieron una mejor puntuación que personas originalmente Españolas.
Al inicio vivían en España, pero por el trabajo de Lidia, se mudaron a Argentina dos años después.
Cuando Queralt llegara, se quedaría a dormir en casa de Lía y Lidia, para hacer una pijamada, al día siguiente Lía iría con Agustín a algún sitio.
Pasaron 9 horas desde que el vuelo de Queralt salió, vivía en Miami así que dentro de poco estaría tocando la puerta de casa de Lía y Lidia.
—No hagan mucho escándalo.—Avisó la hermana mayor de Lía.—Mañana recogen todo el destrozo que hayan hecho.
—¿No vas a hacer la pijamada con nosotras?—Le preguntó Lía a su hermana mayor, ella pensaba que si la haría con ellas.
—Tengo que estudiar, tengo un examen super importante el lunes.—Suspiró Lidia.
—Pero habrá chisme...
—Estaré una o dos horas y me iré a estudiar, pero no más.
Lía celebró haberla convencido, aún que solo fueran dos horas como máximo.
Unos instantes más tarde, el timbre de casa de las hermanas sonó.
—¡Voy yo!—dijo Lía feliz de que su amiga estuviera ahí.
Abrió la puerta y efectivamente, era Queralt.
Al verse se dieron un abrazo que representaba todo lo que se habían extrañado, Queralt no era mucho de contacto físico, pero con Lía estaría abrazada todo el día.
—¡Cuanto te he echado de menos!—Lloró Queralt de la felicidad.
—¡Yo también! Por cierto, gossip night.
—OH MY GOD, cuenta.
—A la noche.
—No me dejes así, nena...
Lía rió y acompañó a Queralt a su habitación para que dejara y acomodara sus cosas.
Lidia entró a la habitación mientras Queralt guardaba su pijama.—¿Que quieres de cenar?—Cruzó los brazos y se puso de espaldas a un marco de la puerta.
