Joel se alzó de la cama, sintiendo el frío de la mañana filtrándose por las rendijas de la ventana de su cabaña alpina. Comenzó su rutina matutina, vistiéndose con la calma propia de quien conoce cada paso de memoria. Descendió las escaleras y cruzó el umbral hacia el exterior, encaminándose hacia la cabaña contigua, donde residía Sara. Golpeó la puerta con determinación hasta que esta se abrió.
Sara emergió de su morada, bostezando con somnolencia, y se encontró con Joel aguardando pacientemente afuera. "Buenos días, Joel", musitó, acompañando sus palabras con un ligero estiramiento.
"Buenos días, Sara", respondió Joel con una sonrisa. "¿Te apetece desayunar?"
Sara asintió, aún luchando contra el sopor matutino. "Por supuesto. Es demasiado temprano para enfrentar el día sin una buena dosis de café. Y espera, llevemos lo que encontramos anoche".
Joel asintió, esperando mientras Sara se retiraba hacia su cabaña y regresaba con una cadena repleta de llaves, entre las que destacaba una con un cordón de lana.
"Sujeta, Joel", indicó Sara entregándole las llaves.
Joel tomó las pertenencias con cuidado. "¿Qué te parece si nos desplazamos en mi automóvil?", sugirió.
Sara asintió en señal de acuerdo.
"Buena idea", coincidió Joel, mientras juntos se encaminaban hacia el vehículo, con destino a la cafetería Las 3 Lunas.
Al llegar, el cálido aroma del café recién hecho los envolvió. Diana, la camarera, los recibió con una sonrisa. "¡Hola, Sara! ¿Cómo estás?"
Sara sonrió y respondió: "Todo bien, por suerte. ¿Y tú?"
Diana notó a Joel y preguntó: "¿Él es tu compañero?"
Sara asintió con la cabeza y Joel se presentó: "Hola, soy Joel. Un gusto."
Diana extendió la mano hacia él y respondió con amabilidad: "Un gusto, Joel." Sus manos se unieron en un cálido apretón.
"Espero verte seguido", dijo Diana con una sonrisa.
Joel asintió. "Igualmente."
Diana se giró hacia Sara y preguntó: "¿Y qué desean llevar?"
Sara revisó el menú y respondió: "Un capuchino de miel y dulce de leche para mí, por favor. Y para ti, Joel, ¿qué vas a tomar?"
Joel consultó el menú rápidamente. "Solo un café, por favor. Y algo de desayuno ligero."
Diana tomó nota de sus pedidos y los condujo a una mesa cerca de la ventana, donde la luz matutina se filtraba suavemente. Mientras esperaban, Joel repasaba mentalmente los detalles del caso, mientras que Sara disfrutaba del ambiente tranquilo del lugar.
En la mente de Joel, las imágenes de la carta y la espada se entrelazaban, todo parecía un juego macabro. Además, sus sueños recurrentes, donde las princesas de los cuentos de hadas terminaban con un cuchillo en el pecho, añadían un aire de inquietud.
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EL MIRADOR DE ALICIA
Misterio / SuspensoJoel y Sara, dos criminólogos con un pasado compartido en el apacible pueblo de Bellasperanza, se ven arrastrados de vuelta a sus raíces cuando un asesinato brutalmente violento sacude la tranquilidad de la comunidad. Con la sospecha de que pueda...