El Mirador de Alicia (Temporada 1) (Capítulo 6): llaves y cadenas

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Sara, al llegar al hospital donde Joel estaba descansando, se adentró en la habitación y se topó con un doctor que conversaba con Joel. El doctor, con un tono serio, expresó: "Lo siento por mantenerlo aquí tanto tiempo. Lo teníamos en observación para asegurarnos de que no surgieran complicaciones, pero ahora puede irse."

Sara, saludando al doctor con un gesto amable, preguntó con preocupación: "¿Todo está bien, doctor? ¿No hay ningún problema?"

El médico, asintiendo, respondió: "No, parece que todo está en orden. Joel solo necesitaba un poco de reposo, el golpe que recibió en la cabeza no fue grave, pero tenga cuidado."

Sara se acercó a Joel y le preguntó: "¿Quieres que te ayude a levantarte?"

Joel, inclinando la cabeza para indicar que sí, se incorporó con la ayuda de Sara. La habitación del hospital quedó atrás mientras caminaban hacia la salida.

Sara, añadiendo con una sonrisa: "Compré un café y algo para comer. Están en el vehículo esperándonos."

Joel, agradecido, respondió: "Gracias, Sara. Eres la mejor."

Salieron del hospital y se dirigieron hacia las cabañas alpinas de madera, atravesando el camino de tierra que conducía a ese rincón tranquilo del bosque. Las sombras danzaban entre los árboles, creando un ambiente misterioso y acogedor al mismo tiempo.

Sara saliendo del vehículo con el café tibio y los pastries, abriendo la puerta de una de las cabañas, invitó a Joel a entrar. El aroma a madera y la tenue luz que filtraba a través de las cortinas daban a la cabaña un aire acogedor. En el interior, una pequeña mesa donde sara dejo el café y la comida que había comprado.

Joel, acomodándose en una silla, agradeció nuevamente a Sara. "Realmente necesitaba esto. No solo el café y la comida, sino también un lugar tranquilo para procesar todo lo que ha sucedido."

Sara se sentó frente a él, preocupada. "Joel, sé que este caso es más oscuro de lo habitual. Si necesitas hablar, estoy aquí."

La luz del sol bañaba la habitación, resaltando los destellos en el pelirrojo cabello de Sara. Joel, con gratitud en los ojos, compartió sus pensamientos sobre el caso, sumergiéndose en la pesadilla cada vez más perturbadora.

Joel, mirando fijamente a Sara con la luz dorada del sol acariciando su rostro, suspiró: "Sara, cuando perseguí a esa persona con la máscara de conejo, todo se volvió surrealista, más real que la realidad misma. Una neblina envolvió todo, y esa figura tenía una cabeza de conejo de verdad. No podía moverme, sabía mi nombre, y de repente, manos emergieron de la tierra y algo me golpeó."

Sara, con una expresión de preocupación, se levantó de su asiento: "Joel, el golpe fue grave. Voy a llamar al hospital."

Joel la detuvo con una mirada intensa y le dijo: "Sara, sé lo que vi. Confía en mí."

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