El Mirador de Alicia (Temporada 1) (Capítulo 5): a la casa

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Sara se aventuró por el pasillo, su mirada inquisitiva explorando tanto la izquierda como la derecha en busca de una máquina expendedora

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Sara se aventuró por el pasillo, su mirada inquisitiva explorando tanto la izquierda como la derecha en busca de una máquina expendedora. La luz tenue apenas iluminaba el camino, creando un aura de misterio.

Al final del pasillo, descubrió dos máquinas expendedoras lado a lado. La primera, con una luz azul tenue, ofrecía una variedad de bebidas frías, desde refrescos hasta aguas saborizadas. La segunda, decorada con imágenes apetitosas, exhibía una selección tentadora de golosinas: galletas crujientes, chocolates tentadores y caramelos coloridos.

Sara se detuvo un momento, reflexionando sobre todo lo sucedido en el caso y la extraña persona con una máscara de conejo que había golpeado a Joel. La gravedad de la situación se mezclaba con el zumbido constante de las máquinas expendedoras. Sacó dinero de su billetera y eligió dos latas de refresco cola de la primera máquina. Luego, se dirigió hacia la segunda máquina y seleccionó dos paquetes de galletas, recordando que a Joel le encantaban.

Mientras miraba el paquete de galletas, rememoró la infancia cuando iban juntos a comprar a una pequeña tienda de la esquina galletas y jugos, aventurándose en el patio, con una sonrisa y nostálgia al recordar el pasado. Sara se volvió para dirigirse a la habitación donde estaba Joel.

Sara, abriendo la puerta, vio a Joel fumando y con voz baja le dijo: "¿Qué haces? Estamos en un hospital, no se puede fumar."

Sara cerró la puerta lentamente, dejando las cosas que compró en una silla cercana. Agarró el cigarrillo a medio terminar y se dirigió al baño para tirarlo, levantando la tapa del inodoro y allí lo tiró, jalando la cadena. Observaba cómo el agua se lo llevaba. Joel, con voz calmada, dijo: "No pasa nada, tranquila. De todos modos, ya lo estaba terminando."

Sara, apoyándose en el marco de la puerta del baño, le dijo con voz calmada: "Ya sé que esto te preocupa."

Sara miró a Joel acostado con sus cabellos negros que se iluminaban con la luz de los focos de la habitación, su sonrisa calmada. Exhaló 

ella deslizándose hacia donde dejó las galletas y las sodas, las recogió con un gesto ágil y le entregó a Joel un paquete y una soda

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ella deslizándose hacia donde dejó las galletas y las sodas, las recogió con un gesto ágil y le entregó a Joel un paquete y una soda. Con calma, le advirtió: "No deberías fumar tanto."

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