Dentro de la oscura cabaña, apenas iluminada por la débil luz de la luna, Joel y Sara se acomodaron en el suelo, sintiendo el frescor del suelo de madera bajo ellos. Sara se sentó con las piernas cruzadas, mientras Joel se ubicaba a su lado, compartiendo el mismo espacio reducido con una cercanía que trascendía las palabras.
"¿Cómo estás, Sara?", rompió el silencio Joel, su voz resonando en la quietud de la noche.
Sara giró su cabeza hacia él, su rostro iluminado por una cálida sonrisa. "Bien, ¿y por qué me preguntas de repente?", respondió con curiosidad, sus ojos centelleando con una chispa juguetona.
"Solo quería saber", murmuró Joel, sintiéndose un poco inquieto bajo la mirada penetrante de Sara.
Sara movió suavemente la mano hasta la cabeza de Joel, acariciándola con ternura como si tratara con un niño. "Quien debería preguntar eso debería ser yo, ¿no? Hace poco estabas en el hospital por un golpe en la cabeza", señaló con preocupación en su voz.
Joel apartó suavemente la mano de Sara, tratando de restar importancia al asunto. "Pero eso no fue nada", trató de tranquilizarla con una sonrisa. "No te preocupes por eso."
Sara respondió con una sonrisa cálida, suavizando el ambiente tenso. Luego, desvió su mirada hacia la ventana del cobertizo, donde la niebla comenzaba a envolver el paisaje exterior.
"Mira, la niebla ya llegó hasta aquí", comentó Sara, observando cómo la densa masa grisácea se deslizaba entre los árboles.
Joel asintió, mirando a través de la ventana con preocupación. "Sí, espero que se disipe pronto", murmuró, consciente de la sensación de inquietud que la niebla traía consigo.
Sara se movió hacia donde estaba la tabla y bajó el mecanismo, mientras Joel la acompañaba.
Joel: "Es extraño, ¿verdad? ¿Por qué dejarían todas estas pistas?"
Sara: "Parece que quieren que los atrapen."
Joel: "Pero ¿por qué será?"
Sara: "Cada mente es una incógnita."
Joel asintió y agarró la cadena con las llaves que habían dejado: "Estoy seguro de que esto abrirá la caja con las cadenas y los candados."
Recordando las cosas, Sara concordó: "Sí, tienes razón."
*¡Toookk, tooookk...!* Se escuchó un ruido como si clavaran algo en la puerta o como si tiraran dos filosos cuchillos. Joel y Sara, asustados por el ruido, miraron hacia donde venía la puerta cerrada. Sara alumbraba por la ventana y Joel miraba con atención.
Joel: "La niebla se está yendo."
Sara agarró la tabla en una mano: "Por si acaso."
Joel asintió con Sara y agarró la cadena en la mano izquierda y la linterna con la derecha.
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EL MIRADOR DE ALICIA
Misterio / SuspensoJoel y Sara, dos criminólogos con un pasado compartido en el apacible pueblo de Bellasperanza, se ven arrastrados de vuelta a sus raíces cuando un asesinato brutalmente violento sacude la tranquilidad de la comunidad. Con la sospecha de que pueda...