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Puttha lo fulminó con la mirada.
—¿Por qué pierdes el tiempo buscándolo aquí? Ya te dije que me pondría en contacto contigo en cuanto supiera algo.

Bible miró por la ventana, escrutando Central Park como si pudiera encontrar la respuesta en el parque. No podía recordar cuándo había sido la última vez que había comido algo decente o dormido más de unas cuantas horas sin despertar sobresaltado. Tenía el estómago revuelto, había perdido peso y sabía que estaba hecho un desastre.

Hacía un mes que Build había huido, pero no estaba más cerca de localizarlo ahora que la noche que había desaparecido. Había seguido una pista tras otra, faltando a más funciones de las que podía enumerar, pero ni él, ni el detective que había contratado, habían conseguido averiguar nada.

Max le había dado una lista de las personas con las que podía haber contactado, y Bible había ido a visitarlas a todas, pero era como si su esposo hubiera desaparecido de la faz de la tierra.

Él rezaba para que sus alas de ángel lo mantuvieran a salvo.

Se volvió lentamente y se enfrentó a Max.
—He pensado que podías haber pasado algo por alto. Build no tenía más de cien dólares cuando se fue.

Amelia intervino desde el sofá.
—Bible, ¿de verdad piensas que Max te ocultaría algo después de todo el trabajo que se tomó para que estuvieran juntos?

La manera que tenía Amelia de arquear las cejas siempre le había hecho rechinar los dientes y, con los nervios a flor de piel, Bible no pudo ocultar su desagrado.
—La cuestión es que mi esposo ha desaparecido y nadie sabe dónde está.

—Tranquilo, Alex. Estamos tan preocupados por el como tú.

—Te aconsejo —dijo Amelia— que le preguntes a ese empleado que lo vio por última vez.

Bible había interrogado a Al Poner hasta la saciedad, y ya se había convencido de que el anciano no tenía nada más que decirle.

Mientras cometía la estupidez de ir a aquella tienda, Al había visto cómo Build se subía a un camión de dieciocho ruedas. Llevaba puestos los jeans y, en la mano, la pequeña maleta de Bible.

—No puedo creer que hiciera autoestop —dijo Max. —Podrían haberlo asesinado.

Aquella angustiosa posibilidad había tenido a Bible en vilo durante tres días, pero una tarde Jack salió precipitadamente del vagón rojo para decirle que acababa de hablar con Build por teléfono.

Al parecer había llamado para asegurarse de que los animales estaban bien. Colgó sin mencionarlo a él en cuanto Jack intentó sonsacarle dónde se encontraba.

Bible maldijo las circunstancias que habían evitado que fuera él quien contestara al teléfono, luego recordó la media docena de llamadas que no habían tenido más respuesta que un chasquido al otro lado de la línea. Build había llamado hasta que fue otra persona la que respondió. No quería hablar con él.

Max se paseó de un lado a otro de la estancia.
—No puedo comprender por qué la policía no se lo toma más en serio.

—Porque desapareció voluntariamente.

—Pero podría haberle ocurrido cualquier cosa desde entonces. No es capaz de valerse por sí mismo.

—Eso no es cierto. Build es inteligente y no le asusta el trabajo duro.

Max ignoró sus palabras. A pesar del incidente que había presenciado con Sinjun, todavía veía a su hijo como una persona inútil y frívola.
—Tengo amigos en el FBI, ya va siendo hora de que hable con alguno de ellos.

My Little Angel BuildDonde viven las historias. Descúbrelo ahora