13. Amantes

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Cuando Harry acabó en la boca de Weasley, no pudo evitar pensar en lo miserable que había sido esa mamada, en lo poco que había disfrutado tanto corporal como emocionalmente; no había sido en absoluto estimulante. Pensó entonces en cuánto habían cambiado las cosas ahora que estaba teniendo aquella aventura con Severus. El ojinegro era de lejos superior a Charlie, por mucho, en todos los sentidos, y cada simple roce de su cuerpo con el suyo causaba una chispa ardiente allá donde sus cuerpos se tocaban.
   Charlie escupió su semilla -no la tragó, tal y como lo habría hecho Sev, luciendo mortalmente sexy-, y se levantó, acercándose a Harry para besarlo. Harry tuvo que hacer un gran esfuerzo por corresponderle, sintiendo unas terribles ganas de huir de allí lo más rápido posible.
   —Char —lo llamó, cortando el beso—, lo siento, pero no puedo devolverte el favor, o llegaré tarde... —mintió, fingiendo sentirse apenado.
   —Tranquilo, Harry, lamentablemente, yo también debo irme —el pelirrojo hizo una mueca de pena con los labios y luego agarró el jabón—. Mi jefe me llamó hace una hora para avisarme que debo trasladarme a Egipto otra vez —explicó, mientras se enjabonaba. Harry se aplicó shampoo—. Creí que tendría más tiempo para quedarme aquí contigo, pero el traslador fue programado para activarse dentro de veinte minutos...
   Harry tuvo que hacer un gran esfuerzo por no sonreír o saltar de alegría, tratando de lucir apenado por la noticia.

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Suspiró aliviado la mañana siguiente, mientras se preparaba el desayuno. Se sentía estupendo ahora que tenía su casa nuevamente para él solo. La noche anterior, cuando Charlie partió, tuvo que reprimir el impulso de enviarle un Patronus a Sev e invitarlo a pasar la noche con él en su casa, puesto que se sentía demasiado culpable, y no se creía capaz de poder mirarlo a los ojos. El mensaje que sí envió fue uno dirigido a Kingsley, con un especial nivel de confidencialidad, puesto que le pedía el favor de que, en caso de que alguien le preguntara, sobretodo si ese alguien era su novio, dijera que Harry se había reunido con él esa noche.
   Por supuesto, Kingsley había aceptado hacerle el favor, pero esa respuesta venía acompañada de que a cambio Harry tendría que argumentar con él cuanto antes aquel insinuante pedido. Por suerte para Harry, su jefe se había vuelto un gran amigo para él, y temprano la mañana siguiente se reunió con el moreno para darle explicaciones.
   —Oh, pero si es Harry Misterioso Potter —comentó Shacklebolt como saludo, tras abrirle la puerta de su despacho, y Potter revoleó los ojos con una pequeña sonrisa—. Aunque me arriesgaría a apostar a que no me equivoco si te llamo Harry Infiel Potter, porque si me vas a decir que estás preparando una sorpresa para ese chico, no me lo creeré —agregó con una ceja alzada, tras haberle hecho pasar y cerrado la puerta.
   —¿Tú sabes cuánto te aprecio, verdad Kings? —bromeó Harry, tomando asiento.
   El Jefe del Departamento de Aurores soltó una risa grave y resonante.
   —Eso no te hará librarte de esta, Harry —repuso.
   —Lo sé —Harry arrugó la nariz—. Mira, no te diré el nombre, ni la edad...
   —De acuerdo, entonces lo conozco... —intervino Kingsley por lo bajo, más para sí mismo que para Harry, mirando hacia arriba, como si estuviera pensando en posibles hombres.
   —... Ni tampo- ¡Oh, te detesto por ser de Ravenclaw! —gimió penosamente Potter, al recalcular las palabras del otro.
   —Y si no quieres decirme su edad, entonces es mayor... —continuó el otro, sonriente—... Bastante mayor, me atrevería a decir.
   —Ya no quiero que pienses más...
   —Lo cual reduce considerablemente mi lista de sospechosos —Kingsley prosiguió como si Harry no hubiera dicho nada, hablando como si de un caso del trabajo se tratara. Miró a Harry inquisitivamente por unos momentos, pensando. Entonces, frunció el ceño—. Oh, no... —masculló, luciendo perturbado—. Creo que yo tampoco quiero seguir pensando... —comentó, negando lentamente—. A veces me sorprendo a mí mismo con mis ocurrencias...
   Harry soltó una risita nerviosa, y Kingsley pareció perturbarse aún más ante eso.
   —Oh, por favor, dime que no...
   —Sea quien sea que estés pensando, mi respuesta es no —lo interrumpió firmemente Harry, antes de que el otro pudiera decir el nombre. Pues, si Shacklebolt fuera a pronunciar "Snape", entonces Harry no estaba seguro de poder negarlo ni mentirle de forma convincente.
   —De acuerdo, trataré de desechar esta espantosa imagen que tengo ahora en la cabeza y desestimar la posibilidad lo más que pueda... —masculló el otro.
   —¿Por favor?
   —Bueno, pero dime ¿qué te pasó con tu novio? —preguntó curioso.
   Harry suspiró.
   —Charlie y yo estuvimos teniendo varias complicaciones, así que durante ese tiempo, ambos comenzamos a andar con... otras personas... —le contó Harry.
   —¿Por qué siento que hay un detalle importantísimo que estas evitando decirme? —Kingsley lo miró con los ojos algo entrecerrados, y Harry gruñó molesto.
   —Estamos trabajando en mejorar la relación y... Él ya no me engaña, al menos no que yo sepa, y... supuestamente yo a él tampoco... —el ojiverde se rascó el cuello avergonzado.
   —Ah... —suspiró Kingsley, y a Potter no le pasó desapercibida la pequeña sonrisa de satisfacción por el nuevo chisme que intentaba ocultar—. Te enganchaste con el otro.
   Potter hizo una mueca.
   —Mierda, en voz alta suena peor... —masculló.
   —De cualquier forma, debes elegir a uno, Harry. Estas cosas nunca terminan bien —le aconsejó Kings.
   —Lo sé... —suspiró Harry, y se levantó—. Gracias por hacerme el favor, jefe. Me encantaría quedarme conversando más tiempo, pero debo ir a trabajar. Ya sabes cómo es Severus con la puntualidad... —comentó, mientras caminaba hasta la puerta y la abría.
   Shacklebolt asintió.
   —Claro, nos vem... —Kingsley se interrumpió y frunció el ceño—. Aguarda, ¿acabas de decirle Severus? —preguntó extrañado.
   Harry no pudo reprimir el gesto de lucir él mismo como si lo acabaran de descubrir desnudo, y se sonrojó hasta los pelos. Kingsley jadeó y abrió grandes los ojos.
   —¡Lo sabía! —exclamó, al mismo tiempo que Harry terminaba de salir y cerraba la puerta detrás de sí.

Amortentia - (snarry)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora