POV: Martin
Por segundo domingo consecutivo, me despierto casi desnudo, abrazando a un Juanjo también casi desnudo. Aunque esta vez los calzoncillos que llevo son míos y acabar abrazados no ha sido intencionado, sino un acto inconsciente de nuestros cuerpos. Al menos, esta vez no estamos empalmados.
Salgo de la cama sin importarme si se despierta o no y entro al baño a mear, que por cierto, es enorme y precioso, con una ducha pequeña, una gran bañera y un tocador doble con sus respectivos armarios y cajones debajo.
– Buenos días. – me saluda Juanjo, cuando vuelvo a la habitación para vestirme.
– Buenos días. – digo yo, aguantandome la risa, al ver su cara de recién levantado.
– Riete, si quieres. Estoy demasiado dormido como para que me importe. – dice y esta vez sí que me rió, mientras me subo los pantalones.
– Venga vistete. – digo, aun riendo, mientras le tiro la ropa.
– No vas a prepararle el desayuno a tu prometido. – bromea el.
– No tenemos ni para desayunar, “amor”. – digo yo – Por eso te tienes que levantar.
– Cierto, que la nevera está vacía. – dice él, saltando de la cama.
– Mientras te vistes le pediré dinero a mis padres para las compras de hoy, que sino no tendré para la comida del resto del mes. – digo, antes de salir de la habitación, enviando el mensaje a mi madre.
******
– He hecho una lista. – dice Juanjo, mientras nos tomamos un café en la primera cafetería abierta que hemos encontrado – De cosas que podríamos necesitar para el piso: comida básica como arroz o pasta, por si nos entra hambre estando allí, linternas y velas por si hay un apagón, cerillas y mecheros, un kit básico de herramientas, un botiquín de primeros auxilios, productos de limpieza del hogar, productos de limpieza personal, platos, cubiertos y vasos, aunque creo que ya tenemos alguno y ropa, por supuesto. Y luego ya si queremos coger alguna cosa para decorar… – dice, leyendo la lista que se ha hecho en el móvil. ¿Cuándo? No lo sé.
– Si no te molesta, el lunes dejaré los “juguetitos” que nos dio tu madre en el piso, qu eno me hace mucha gracia, tenerlos en la resi.
– Por mi no hay problema. – dice él – Así no tendré que buscar en tu habitación, si me apetece probarlos.
– Faltaria mas. Son de los dos,
– Aun así, también nos pasaremos por un sexshop que hay en este centro comercial, para tener más variedad de “juguetes”. – dice, con un poco de vergüenza.
– En estas cosas, cuanto más, mejor. – digo yo, haciéndole reír un poco.
Al acabar los cafés empezamos nuestra ruta de compra, por orden de prioridad y volviendo al piso —que está al lado del centro comercial al que hemos ido— un par de veces para dejar lo que ya teníamos y no ir tan cargados.
– Última parada. – digo yo, cuando llegamos a las puertas del sexshop – No me digas que ahora te pondrás vergonzoso. – digo, viendo a un Juanjo totalmente rojo.
– Es que… Nunca he entrado en uno. – dice, rascándose la nuca, con nerviosismo.
– Anda, vamos, que tampoco es para tanto. – digo yo, cogiéndole de la mano, para hacerle entrar.
Una vez dentro, la dependienta nos pregunta si necesitamos ayuda y yo le contesto que de momento no, que primero queremos cotillear con tranquilidad.
– ¿Qué es esto? – me pregunta Juanjo, señalando unos productos.
– Son huevos. – digo – Son masturbadores de pene, hechos con silicona elástica. Cada uno tiene un patrón distinto, para dar distintas sensaciones.
– ¿Tu los has probado?
– Si. Y están bien para iniciarte en el mundo de los estimulantes “masculinos”, pero sin más. Y se rompen bastante rápido.
– ¿Y no será que la tienes muy grande? – pregunta, como si nada.
– También podría ser eso. – digo riéndome al ver como el abre los ojos de golpe.
– ¿Lo he preguntado en voz alta? – susurra y yo asiento con la cabeza – Que vergüenza, por dios, lo siento.
– Tranquilo, amor. – digo, antes de darle un beso en la mejilla – Ni que no me la hubieras visto. – digo, mirando disimuladamente a la dependienta, dándole a entender que seguramente ella se habrá dado cuenta de nuestros anillos – Este es más bueno. – digo, señalando otro masturbador – Y puedes ponerlo en el congelador o en el microondas, para experimentar con distintas temperaturas.
– ¿Pero tú cuántas cosas has probado? – me pregunta, sorprendido.
– Como he dicho antes, en el tema del placer, cuanto más, mejor.
******
Salimos del sexshop con unos cuantos juguetes, un par de potes grandes de lubricante —que eso siempre va bien— y algunos aceites corporales que otros —por si alguno se ponía romántico consigo mismo, estando solo—.
Subimos a nuestro ático y guardamos todo lo que hemos comprado a lo largo del día —que básicamente es todo lo que Juanjo tenía en su lista—.
– Hoy si que dormimos en la resi, sino llegaremos tarde a clase. – dice el.
– Por mi perfecto. – digo – ¿Subiras para cocinarle algo a tu prometido? – bromeo, cuando volvemos al ascensor. Aunque si él quiere, no es broma. Me da mucha pereza cocinar ahora.
– Depende, ¿qué te apetece comer? – me pregunta.
A ti. ¿Que? Martin, ¿en qué estás pensando?
– Con tal de no cocinar yo, lo que sea.
**********************
Capitulo corto, lo se, pero el proximo (que si no lo subo antes de irme a dormir, sera mañana), va a ser... hot.
ESTÁS LEYENDO
Mi "novio" - Juantin
FanfictionJunjo Bona y Martin Urrutia son estudiantes de emprenedoria, donde se preparan para, en un futuro, ser los dueños de los negocios de sus padres. ¿Que pasara cuando dos compañeros de clase finjan ser pareja, para salvarse de uniones por conveniencia...