Capítulo 5

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Quinto Capítulo

Un nuevo comienzo

La vida da millones de vueltas y decidir o hacer planes a futuro es el peor error que pude haber cometido en ella, no me arrepiento de absolutamente nada, o al menos ese fue el pensamiento que se me cruzó al instante cuando puse un pie fuera del hospital. Ahora no creo tener la misma perspectiva respecto a ese pensamiento, arrepentirse marca el fin y el comienzo de algo, pero siempre hay un tanto que no nos deja avanzar y ese tanto es nuestro ego y orgullo. Porque aunque nuestro corazón admita que hemos cometido un error infame, nuestra cabeza lo deja fluir como las aguas de un río en primavera.

Me levante exhausta de la banca en la que me estaba sentada y comencé a caminar sin ningún rumbo fijado, porque la vida te lleva a donde las circunstancias se lo permiten, no me detuve ni un segundo, hasta que me dí cuenta de que estaba parada frente  a las puertas del edificio, todo seguía igual, entre lentamente y ese rechinido en las puertas me recibieron de una manera extraña, subí las escaleras una a una, sin temor o miedo a lo que pudiese o no pasar, mis manos sentían y exploraban lo que algún día fué mi hogar, la puerta 5.12 estaba ligeramente abierta, la curiosidad siempre me ha llevado a extremados límites y esta vez no había nada ni nadie que detuviera el impulso que me llevó a empujar la puerta y darme cuenta de que todo estaba vació, lo que algún día fue como un nido reconfortante y abrasador para mí, todo estaba derrumbado, todo estaba fundido en un mar lleno de rencor, despecho, tristeza y... traición.

En una esquina de lo que antes había sido una hermosa sala estaba los hermosos gajes y pedazos rotos del reloj de Diana Cazadora, me acerque hasta ellos, los levante uno a uno y los sostuve sobre mis manos como algo que ha dado todo en esta vida y no ha recibido lo que merecía. Los rastros y detalles eran demasiado grandes como para meterlos todos en la pequeña bolsa de mi abrigo, así que decido recoger lo que aún conserva su belleza y abandonar lo que ya no tiene sentido guardar, porque así como estoy dejando ír esto, por años interminables guarde sentimientos que no me hacían bien, sentimientos que me redujeron, me asfixiaron y no me dejarón ser quien realmente era.

— Violett...

Su voz... su voz hizo que todo se desbordara dentro de mí, no pude voltear, caí de rodillas al suelo y dejos de mármol de la tan añeja figura se clavaron en mis rodillas descubiertas, apile todos los pequeños escombros que había descartado antes, me levante y di una pequeña patada, que hizo que volvieran a su posición original. Perdonar... es una palabra fácil de decir y difícil de cumplir, no es lo mismo hacerlo que pronunciarla,  los que viven una vida plena y sin rencor en su corazón no podrán entender porque seis simples letras nos pueden destruir tanto.

— Por favor...

— No tengo nada que hablar contigo... — Mi voz era ligera y muy en el fondo se podía notar que estaba a punto de quebrarse.

Sujete bien el bolso de mi abrigo y cuando me disponía a salir del apartamento sujeto mi hombro y me giro, quedando cara a cara.

— Déjame explicarte 

— No tienes porque hacerlo Stephan, yo vine aquí por algo, y no permitiré que grandes rocas estorben mi camino y no me permitan avanzar. 

— Pero...

— No necesito tus absurdas explicaciones niña, lo hiciste, lo hicieron... — Traer la escena de nuevo a mi mente me causó asco y repugnancia.

— ¿Así de fácil?

— Así de fácil, incluso más sencillo, las acciones no se borran de la noche a la mañana, y sí piensas que con tus estupidas palabras vas a cambiar algo, me alegra recordarte que tus palabras me valen un bledo. Permiso. 

— Esperaba que no fueras igual, pero veo que eres incluso peor que él...

Sus palabras fueron como un jarrón de agua sobre mi cuerpo cálido y adormilado, la ira y la adrenalina inundaron mis venas.

— Que lastima que pienses así, me duele ver que una persona a la que yo tenía en el pedestal más alto haya caído tan bajo, no tengo porque escuchar tus absurdas palabras, y si consideras que soy aún peor que él, déjame en paz y permite que así como entre en tu vida... me valla, sí lo acepto, no soy nadie, ni para ti y mucho menos para él, sí lo querías para una noche me alegra decirte que tienes el camino despejado, ya no está esta basura que tanto te estorbaba — Recurrí a ese comentario señalándome con ambas manos, con las palmas extendidas y abiertas.

Agachó la cabeza,¿Para qué rebajarme a su nivel y hacer lo mismo? Vi la raíz de su cabello por interminables minutos y me di cuenta de que sí ella lo apreciaba más a él ¿Qué había sido yo en su vida? ¿Un estorbo?

Enderecé mi espalda y salí del departamento cerrando la puerta de golpe con ella aún dentro, el golpe seco hizo que un aíre ligero llevará hasta mis pies una pequeña nota en color amarillo fosforescente, la pateé y bajé las escaleras, cuando llegué a la planta baja, vi las cajas de mis trapos y cosas sin sentido arrumbadas en una esquina cerca del cuarto del portero y agradecí al cielo de que no las hubiesen tirado, considerando que no sabía cuánto tiempo había estado en el hospital, llame a un taxi, teniendo en cuenta de que mis ahorros no serían infinitos y tendría que sí o sí empezar a buscar un empleo ya.

Cuando abrí la puerta del vestíbulo, su frescura hizo que la nota amarilla que antes había empujado llegara a mis manos, una letra escrita de manera rápida que insultaba a mis ojos decía...

Saranac Lake                                                                                                                                                                            Condado de Essex y Franklin 

 Calle 36 Villa 34

Jane Stucks - G. Daltton Alcnott

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El resto se dibujara solo"OBRAS INMORTALES"Donde viven las historias. Descúbrelo ahora