Tranquilidad

528 47 4
                                    

La situación en la que Tn se encontraba, sin duda no era lo que tenía en mente para esa noche.

Se encontraba acostado en su cama, mientras que Sana estaba sobre él, inclinada hacia delante con sus dos manos apoyadas a cada lado de la cabeza de este.

No estaba seguro de porque su novia estaba actuando así, pero si estaba claro de cuál era su intención.

Sana cerró los ojos y se acercó más para darle un beso, pero Tn colocó la mano entre los dos evitándolo.

Ella abrió los ojos y se levantó un poco, quedando sentada en él. Su rostro no mostraba que estuviera confundida o molesta porque él evitara besarla, en su lugar tenía el rostro serio que tanto la caracterizaba.

—Sana: ¿Qué ocurre?

—Tn: Esto... no debería ser así.

—Sana: Tú lo dejaste claro cuando aceptaste esa apuesta. Yo soy tuya. ¿Qué tiene de malo que yo quiera demostrarte que tú eres mío?

Él seguía con una mirada de completa confusión, hasta que dejó salir un gran suspiro y simplemente cerró los ojos.

No es que no quisiera llegar más lejos con su novia, simplemente sentía que no era correcto en ese momento, sobre todo porque es perfectamente consciente de como se ha portado los últimos días. No la ha tratado mal ni nada de eso, pero realmente no le ha prestado atención, está más centrado en ganar el concurso que en disfrutar el tiempo con ella.

Incluso esa noche. Los dos estaban solos en su habitación, y lo primero que él hace es ignorarla para practicar su dibujo.

—Tn: Todo ha sido muy confuso. Entre más pasa el tiempo, más siento que no te merezco.

Cubrió su cara con su mano, él sabía que su novia no pensaba eso, pero al final él sí, y eso era lo que más le molestaba.

—Sana: Cuando te conocí no sabías mucho sobre el arte. Todo lo que hacías giraba alrededor de las esculturas, pero no me importaba, porque yo podía verlo. Podía ver como disfrutabas hablar, ver y hacer esculturas, siempre te veías feliz. Cuando comenzaste con los dibujos, hubo cosas que te gustaban y otras que no, pero seguías adelante, todo porque querías seguir esculpiendo.

Él sabía a donde quería llegar, se conocían lo suficiente para darse cuenta.

—Sana: ¿Desde hace cuánto no has practicado? ¿Cuándo fue la última vez que esculpiste algo?

—Tn: Antes de hacer la apuesta.

Esta vez la cara de Sana sí cambió a una de molestia. No le gustaba ni un poco que dejara de lado lo que tanto amaba solo por ese tonto problema.

Finalmente se quitó de encima de él, y se levantó, pidiéndole que la acompañara.

Los dos subieron al techo de la casa, él no entendía para qué fueron ahí, hasta que ella habló.

—Sana: ¿Hace cuanto que no miras el cielo?

Abrió los ojos con sorpresa. Era verdad, llevaba tanto tiempo pensando en ganar que no había salido a relajarse.

Los dos miraron hacia arriba al mismo tiempo. En el cielo estaba la luna, completamente iluminada, rodeada de muchas estrellas, y algunas nubes decorando el cielo de manera hermosa.

Se preguntaban cuántas personas realmente son capaces de apreciar la belleza que ofrece el cielo nocturno, aunque en ese momento lo único que importaba eran ellos dos.

Sin siquiera mirarse, se tomaron de la mano. Sana sintió como Tn se aferraba con fuerza, sin llegar a lastimarla, por lo que se acercó más a él.

No recordaba cuando fue la última vez que sintió tanta calma. Todos sus pensamientos poco a poco se fueron calmando.

Amor artísticoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora