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Noche de cita

Cuando se sientan a comer, hay un momento en el que no sabe si es comida o desayuno. Tiene tortillas con café, fruta y carne y en realidad, todo sabe bastante bien. Pidió el servicio a la habitación porque era claro que Mark no estaba en buenas condiciones como para salir de la habitación a pasearse por todos lados... en realidad, había sido una elección muy satisfactoria.

La luz del sol les está pegando de lleno y junto a ellos, está el mar azul marino inmenso...

Yuta estaba comiendo en silencio, reclinado en la silla de playa, con una botella de cerveza en la mano. Se había duchado también así que su cabello rubio estaba medio rizado. Llevaba unas gafas de sol negras sobre su nariz recta y en sus labios se dibujaba la línea de una sonrisa. No hay un límite en su atractivo.

—Tienes que aprender a comer adecuadamente... pareces una palomita. —Yuta se inclinó para revisar su plato.— ¿O ya terminaste?

—Todavía estoy comiendo.

—¿Sabes que haría mi abuelo si te viera comer así?

—¿Ese es alguno de tus fetiches extraños? ¿Imaginar a tu abuelo?

Yuta se rio y ya no dijo nada más...

Se quedaron en silencio, escuchando la charla de las personas que pasaban animadamente frente al hotel. El sonido de los niños, el ruido de los niños desde lejos, se mezcló débilmente con el sonido de las olas. Están bajo una sombrilla, haciendo castillos, nadando. Corriendo a los brazos de sus padres.

Mark sonrió amargamente.

—¿Por qué te ves así de nuevo? ¿Qué es lo que no te gusta?

Fue una pregunta contundente acompañada de un suave apretón de manos. Suspiró, y entonces miró a Yuta a la cara por primera vez en el día.

—No es nada... Es solo que pensé que habría sido divertido si tuviera a mi Nana aquí conmigo. Jugando con la arena o, algo.

—Debimos haberlo traído con nosotros.

Yuta gruñó y comenzó a inclinar la botella de nuevo hasta que la cerveza brilló con la luz del sol... se la terminó de un trago, así que si algún desconocido lo hubiera visto seguramente creería que más que alcohol, estaba bebiendo una especie de agua con gas.

—Si tuviéramos a Nana tampoco hubiéramos dormido, pero por razones diferentes. —Mark empujó la tortilla dentro de su boca.— No me hubieras tocado, ni un poco.

Y cuando le dijo eso, su frente se arrugó demasiado. Finalmente chasqueó la lengua y se tomó otra cerveza sin decir ni una palabra más.

De nuevo parecía un niño castigado, así que Mark sonrió brillantemente. Pensó, que realmente se parecía mucho a su Nana... pero pronto sacudió la cabeza.

No era momento para tanto sentimentalismo absurdo.

—Es la primera vez que he tenido un momento tan relajante en un resort o en una playa.

Mark, que dirigió su mirada hacia el mar azul, abrió la boca nuevamente... Aunque estaba tratando de cambiar el tema, también fue una confesión honesta.

—¿Es así?

Por primera vez, Mark parecía estar dispuesto a contar su historia de vida antes de que le preguntaran. Las olas se rompían a la distancia y el hombre parecía haberse quedado estancado en unos pensamientos bastante complejos... Yuta no tenía forma ni corazón para apresurarlo, así que decidió continuar bebiendo y, esperar en silencio. Finalmente, Mark dijo con una voz grave:

Dear, Nana || YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora