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                               Tienda de flores

Acomodado sobre el pecho de Mark, los sollozos del niño se escuchan más claramente. Era un sonido conmovedor.

Yuta pudo ocultar su vergüenza y se rascó la mejilla para intentar pensar en algo apropiado que decir. Honestamente, nunca esperó que las cosas se pusieran así de mal. ¿Quién podría haber predicho que Nana, el protagonista de la tarjeta que hacía que la cara de Mark pareciera soñadora, sería un niño de apenas tres años? Por supuesto, pensando que era el amante de Mark, Yuta decidió secuestrarlo y hablarle para que rompieran.

En realidad, pensaba en él como una montaña en la que usaría todo tipo de métodos hasta que se derrumbara.

Yuta se pasea ansiosamente por la casa... También se muerde los labios mientras mira con atención los ojos de Mark.

Eventualmente, sin embargo, tuvo que disculparse con un pequeño suspiro:

—Mark, me disculpo por esto. Es mi descuido y toda mi culpa. Lo siento mucho, de verdad que sí.

Honey, Wonho o cualquiera que lo conociera, se habría quedado en blanco si hubiera visto a Yuta actuar como lo hace ahora. Era impulsivo, salvaje, cruel y mandón, no era un hombre que se disculpara nunca... Sin embargo, a pesar de que el brillante Yuta Nakamoto estaba tan educado y nervioso hasta el punto de temblar, Mark no hizo ningún cambio en su semblante.

Cargaba al niño y le besaba la cabeza todo el tiempo.

—Fue el momento en el que más frustrado he estado. —Mark, que frotaba con ternura la espalda de un Nana que finalmente había dejado de llorar, se acercó a Yuta mientras lo acomodaba mejor entre sus brazos. Los ansiosos pasos de Yuta se detienen.— Hay cosas que no debes hacer sin importar quién seas. Secuestraste a un niño que solo tiene tres años... No debería ser ningún crimen en tu mundo, pero tocar a mi hijo es lo peor que pudiste hacerme. No importa cuán malo sea un villano o que tan terrible sea su reputación, Yuta, el traficante, ¿También abusa de niños pequeños?

—Lo sé. Por eso admito que es mi culpa y te pido disculpas de todo corazón.

—Simplemente... no quiero que esto vuelva suceder.

—Por supuesto.

—Regresaré a casa... y espero que no vuelvas a ir a la tienda en el futuro.

No era solo un hombre sin emociones, era tan frío como el viento invernal traído desde el norte.

De inmediato, Yuta sostuvo su brazo y lo retuvo en el mismo lugar. Mark volteó a verlo y el niño, que tenía la cara acomodada todavía sobre su pecho, levantó la vista... De repente, Yuta, que los miró alternativamente, se rio.

—Se parecen mucho.

Como siempre, lanzó este tipo de palabra tan descuidada.

Los ojos que parecían extraños pero que también eran brillantes, indicaban que no había dicho una mentira.

—¿Quién se parece a quién?

—El niño se parece mucho a ti.

—¿Te refieres a mí? ¿En serio?

La expresión de Mark, inclinando la cabeza, mostró una especie de emoción inesperada y hermosa. Cómo si estuviera muy feliz de pronto.

Yuta volvió a decir:

—Sí. el color del cabello y el color de los ojos son diferentes por lo que no lo pude apreciar bien al inicio, pero sus ojos y la forma de su cara son semejantes... Es realmente asombroso, igual a qué si tuvieran la misma alma.

Dear, Nana || YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora