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Querido Nana

La deslumbrante luz del sol le provocó cerrar los ojos. Todavía los tenía bastante hinchados y pequeños.

Mark exhaló brevemente mientras miraba para todos lados... se sentía perdido, como una oveja sin pastor.

Sentado todavía en el asiento del conductor de un sedán que tomó de Yuta, Mark se había acomodado para dormir unos instantes con la cabeza casi clavada sobre el volante. Ha estado durmiendo muy poco realmente. Cuando siente que le duele mucho la espalda y endereza la columna, suspira un momento y a veces siente como si fuera a comenzar a llorar.

Frunció el ceño y miró nuevamente el interior del sedán. En donde estaba sentado Yuta ahora solo había una llave que abría la cajuela y una bolsa con una Beretta. Desearía que hubiera sido un sueño, pero la evidencia le indica claramente que no lo es.

Mark suspiró y salió del auto. El viento estaba frío porque eran las primeras horas de la mañana. Siempre se siente así en realidad, especialmente en la autopista que corre hacia el Este de San Diego. Como estaba en un área de descanso, no había nada que frenara el viento así que le pegaba de lleno en la cara.

En California -aunque en los Estados Unidos en general-, al salir de la ciudad se siente como si estuvieras enfrentando un peligroso aire de huracán. Solo había cactus, rocas y el vasto desierto alrededor de la larga autopista que conectaba la ciudad con otra. Ya no podía verse la playa... Cuanto más se adentraba en la tierra seca y áspera, peor se volvía todo. Lo mismo ocurría con las paradas de descanso. Eran pequeñas áreas junto a la carretera con bancos, una caseta de teléfono y máquinas expendedoras. Algunos lugares ni siquiera tenían máquinas expendedoras y mucho menos, teléfonos.

Y entonces, finalmente encontró un lugar que tenía baño.

Mark caminó a través de un área de descanso desolada, lo que era normal considerando que se trataba de una mañana de lunes. Cuando entró y miró el lavabo, simplemente se precipitó para lavarse la cara y limpiarse toda la suciedad que se le había acumulado encima. Su mirada es simplemente miserable. Tal vez era porque ya había pasado un día entero, pero definitivamente empeoró.

Era un lugar de acero inoxidable con muchos grafitis en lugar de un espejo real. Chasqueó la lengua, pero pronto la herida de su boca comenzó a dolerle. Levantó el teléfono celular que trajo de la tienda y confirmó su ubicación actual... Todavía tenía que correr un poco más para llegar a su destino. Pero, si manejaba por alrededor de una hora o dos como máximo, iba a encontrar la primera entrada a un pueblo pequeño.

El plan que tenía definitivamente no era el mejor, pero decidió probarlo de todos modos.

Mark salió del baño después de lavarse las manos una vez más. El clima es desértico, con poca humedad. El viento seco sopla y seca de inmediato su cara y su cabello. A sus pies, el sonido de la arena y de la tierra se rompe contra sus zapatos. Sonando como si fueran pequeñas olas.

Simplemente, se sacudió y caminó por la calle como un hombre al que no le interesaba su futuro en absoluto.

Al llegar al sedán y abrir la puerta, escuchó una pequeña y suave voz a sus espaldas diciendo: "Nos pertenecemos..."

Mark se quedó en blanco.

Ayer por la mañana había sacado a Yuta del auto. El hombre tenía un aspecto distorsionado, pero aparentaba que todo estaba absolutamente bien... Podía ver un montón de sentimientos de ansiedad en sus ojos azules. Tristeza, enojo, frustración. Había sido muy pesado verlo así, escucharle decir: "Vete", aunque no quería que lo hiciera.

Mark, sentía mucho dolor cada que recordaba esto.

Inevitablemente levantó la mano y la puso contra su pecho. Apretó su camisa.

Dear, Nana || YumarkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora