Capítulo | 9

617 20 0
                                    

Mi día transcurre con normalidad, refiriéndome a mis tareas, porque hora tras hora siento un montón de nervios recorriéndome el cuerpo, tengo nervios por lo que dirá.

Es la maldita sensación de pensar que algo va mal. Cómo se atreve a ignorarme y de repente querer que yo actúe como sin nada.

Es el pánico de verlo de frente y llorar porque me ha hecho sentir mal todo este tiempo. En los tres años que llevamos de relación, nunca me había sentido así durante un tiempo prolongado.

La vez del rumor de su infidelidad fue una incertidumbre corta porque él lo "aclaró" y se comportó más cariñoso desde entonces. Como el mejor novio.

Por fin llega a recogerme en la oficina de mi agente. Tomo mi abrigo y camino hacia la puerta del auto. Sorprendentemente él no la abre como tiene por costumbre, más bien, permanece dentro del auto esperando a que yo entre.

Cuando me siento, él sólo me observa y luego vuelve su mirada hacia enfrente para empezar a conducir. Siento la tensión, no pareciera que estoy con el mismo Isaías de siempre.

- He hecho la reservación con suficiente tiempo para subir a la terraza.

- ¿Con este aire?

- Debemos mantenernos alejados de los demás, todos quieren hacerme preguntas sobre si me quedaré en el Barcelona o no.

- De acuerdo.

El resto del camino no menciona nada más.

Llegamos al restaurante y algunas caras nos observan. El mesero nos hace subir por unas escaleras para conducirnos a nuestra mesa. Nos entregan la carta y ordenamos.

Nos sirven unas copas de vino, a la cual le doy un trago porque él ni siquiera ha querido brindar.

Esta cena no es lo que yo esperaba.

Su mirada está puesta en su celular.

Me inclino un poco hacia él para fingir que intento mirar la pantalla y él lo guarda inmediatamente. Ya que él no desea hablar, seré yo quien tome las riendas de esta conversación.

- ¿A qué se debe tu invitación?

Me mira confundido.

- No es un milagro que salgamos a cenar.

- Lo sé, pero como últimamente me estabas evitando creí que esta cena sería más bien de celebración o algo así.

- Por supuesto, lo es.

- Entonces te escucho.

- Pues van a iniciar negociaciones para que juegue en el Barcelona, ya sabes que vienen fechas importantes.

- Entonces te felicito, espero que se concrete algo bueno.

- Muchas gracias.

- ¿Y qué tal te la pasaste?

- Estuvo muy bien, aprendí cosas nuevas, conocí gente nueva, recibí mucho apoyo y tuve el visto bueno de gente importante. Pero el partido amistoso con el Real Madrid me dejó un sabor agridulce.

- ¿Lo dices por el empate?

Sonríe y arruga la nariz.

- Si, lo teníamos todo para ganar, pero ese gol nos tomó por sorpresa.

- Así es esto y lo sabes, no siempre los cambios ni las alineaciones darán el mismo resultado.

- Lo sé, pero no me siento conforme. Creo que pude haber dado más.

- Hiciste lo que estuvo en tus manos, son un equipo.

- Pude haber hecho más.

- Oh. Entonces debiste haberlo hecho.

1. GOLDEN BOY | Jude BellinghamDonde viven las historias. Descúbrelo ahora