•hermanos•

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El fin de semana se fue en un suspiro, zoro se había quedado con su padre y su hermana esos días ya que el no quería estar solo o bueno no quería que al estar solo se deprimiera más pero para su suerte su familia era una buena distracción.

Tenía un guerra consigo mismo porque tenía que verlo esa mañana y se preguntaba qué si podía faltar por un tiempo pero después se contradecía pensando que el rubio supondría que era un cobarde.

-de que tanto piensas?-pregunto Mihawk viendo el periódico-.

-no es nada-no quería que supieran de más-.

-como digas-lo vio de reojo y después vio a perona y asintió-se hace tarde, si no te vas ahora puede que llegues tarde-paso página-.

-tienes razón-se levanto de la silla y se dirigió a la puerta principal-voy a venir más tarde para cenar!-grito poniéndose el casco-.

Cuando el peliverde salió de la casa Mihawk tuvo una pequeña charla con la pelirosa.

-estoy preocupado-dejó el periódico a un lado y agarro una tasa de café-.

-tu hijo es lo suficiente mayor para cuidarse solo-dijo perona con un tono altanero pero después suspiro-pero yo igual estoy preocupada por el-cruzo los brazos-.

Se quedaron callados por unos minutos hasta que el pelinegro tuvo una idea...

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El peliverde casi no llegaba a la universidad por dos razones, la primera perdió un libro de una clase que le tocaba a primera hora y no se podía dar el lujo de pedir prestado porque al único que le hablaba era al rubio y la segunda razón era que el tránsito estuvo horrible esa mañana.

Cuando llego a la universidad ya se hacia la idea de evitar al rubio pero no sabría cómo hacerlo, dejo la moto en el parqueo del campus y se dirigió a su clase, en el camino se hacia muchas preguntas cómo ¿mierda que comeré hoy? ¿Será incomodo sentarme con el? Y varias más retumbaban en la cabeza del cabeza musgo.

Llego a su aula y allí estaba el, tan brillante como el sol y tan alegre con los demás, en el fondo el peliverde se alegraba de verlo tan tranquilo, entro al aula y cada vez que daba un paso no le quitaba la vista de encima, el rubio no se dio cuenta cuando entró por las chicas que lo rodeaban si no fue que después que entró el profesor.

-buenos días jóvenes-dijo el señor  kizaru mientras todos tomaban sus lugares-hoy es un día especial-se dirigió al escritorio con unos papeles-tienen una nueva compañera -se acomodó los lentes-esta jovencita fue transferida al horario de la mañana así que no será un problema-dejó caer los papeles-puede pasar adelante señorita-.

Se abrió la puerta lentamente y entró una chica atractiva de cabellera rosada y vaya sorpresa que se llevó el mosgo.

-ella es la señorita perona-agarro los papeles de nuevo-fue transferida por odenes del director-se levantó y agarro una tiza-puede sentarse en..-buscó un lugar libre para la nueva alumna y de casualidad zoro estaba solo-sientese al lado de zoro-.

La chica a paso lento se dirigía a su asiento mientras todos la miraban con curiosidad y más un rubio que no le dio curiosidad la chica solo buscaba con la mirada a zoro, cuando la pelirosa llegó al lado del peliverde este sin duda quería saber porque ella estaba en esa clase.

-que mierda haces aquí-susurró dirigiendo a la chica-.

-vengo a estudiar HOROHORO-rio la mayor-.

-tu no me engañas-miro al profesor y después a ella-porque estás aquí-.

-no me puedo preocupar por mi hermanito querido?-diciendo esto le agarro los cachetes con un puchero-.

-no me jodas-le quito las manos con una pequeña sonrisa-.

•Un lindo desconocido•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora