Trato con el diablo (traducción)

4. Cobarde

Ahora

Izuku casi se había ahogado cuando All Might entró al salón de clases, ruidoso, enorme y amarillo. Se había olvidado del pequeño detalle de que el Héroe Número Uno les iba a enseñar actos heroicos. Habría estado muy emocionado si no fuera por ese día en la azotea.

"Deberías ser realista".

Sí claro . Pero Izuku entendió por qué había dicho esto. Todavía le dolía mucho. Afortunadamente Chizome lo había encontrado antes de que hiciera algo estúpido. Además, el héroe número uno no parecía reconocerlo, lo cual Izuku estaba muy agradecido, porque habría sido bastante incómodo. Así que guardó silencio y trató de hacerse notar. Odiaría que lo descubrieran como Quirkless debido a un comentario estúpido de All Might.

"¿Estás bien?"

Izuku se sobresaltó y giró la cabeza hacia un lado para encontrarse con las plumas negras. Tokoyami Fumikage lo estaba mirando, con su cabeza de pájaro inclinada hacia un lado. Izuku parpadeó.

"Sí. Estoy bien, solo… me perdí en mis pensamientos”.

“Entiendo que a veces es complicado oponerse a las interminables corrientes de pensamientos que intentan ahogarnos”.

Izuku no supo qué decir a eso, así que sonrió torpemente y se concentró nuevamente en su caso. El caso en el que se encontraba su disfraz de héroe. Era pesado y grande, lo cual era bastante buena señal. Con un suspiro, la abrió...

Y su sonrisa se hizo un poco más aguda.

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El disfraz no era perfecto, pero estaba bien para el primero. Izuku había optado por lo sencillo y práctico. No tenía nada sofisticado ni colorido, ya que su objetivo era el subsuelo. No quería llamar la atención, quería mezclarse con la multitud, con la noche.

Los pantalones cargo negros, que se habían convertido en algo suyo, eran imprescindibles. Estaba reforzado con fibra de carbono y, si se le hubiera añadido, era resistente al fuego y al agua. Su blusa era una camisa negra sin mangas con cuello alto, el tejido en su cuello también estaba reforzado y a prueba de cortes. Todavía podía mover el cuello libremente, pero era uno de los lugares más vulnerables del cuerpo, por lo que quería protegerlo. Botas militares altas, también negras, cómodas, que protegieran la parte inferior de las piernas y con suelas que absorbieran los impactos. Tenía guantes largos que cubrían la mayor parte de sus brazos, dejando solo sus pálidos hombros al descubierto. Sus guantes no tenían dedos, lo que hacía más fácil manipular las armas. Notó que era más duro y pesado en sus nudillos, y se dio cuenta con alegría que había sido reforzado con metal. Sus golpes dolerían. Su pecho, espalda, abdomen, antebrazos, bíceps, muslos, rodillas y codos estaban cubiertos por una especie de armadura, no hecha de metal sino de una especie de tejido antibalas, sorprendentemente ligera y flexible.

Tenía un cinturón de herramientas y algunos bolsillos más esparcidos por todos lados. También había querido una capa larga para cubrirse por completo, pero no se la puso, decidiendo que le iba a molestar más que nada para las pruebas de batalla. Tampoco se puso la máscara, dejándola colgar alrededor de su cuello. Podría servirle como máscara de gas si fuera necesario, y cubriría la mitad de su cara, pareciendo una especie de boca llena de dientes de metal negro.