────forty-four,

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44, THE OLD QUEEN'S GRIEF !

44, THE OLD QUEEN'S GRIEF !

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HABÍA SIDO SUMERGIDA por la agonía que por naturaleza conllevaba la maternidad; siempre estuvo en ese pozo, viendo la luz desde abajo, pero ahora esa luz se había desvanecido. Como cada pizca de esperanza a la que aún se aferraba. Se preguntaba qué había hecho mal, qué pecado la había encaminado a tal tortuoso destino. Maldita a ver como su torre se derrumbaba justo frente a sus pies.

El mayor solo suspiró, cuando su hija volvió a vagar por la habitación, sus pasos contenían una inmensa cantidad de inquietud. Aegon posó su vista en el pequeño dragón de madera que reposaba en sus manos, aquel simple y diminuto juguete con el cual su hijo había jugado días atrás y que ahora, como si fuera una burla, no poseía dueño alguno para volver a usarse.

──Deianira no puede amarlo, no puede... ──susurró la antigua reina, con la voz rota. Su padre y su primogénito no podían hacer nada para calmar la agonizante angustia que la consumía ──Ella sabrá que no lo ama, y volverá a nuestro lado.

Aegon la miró y, a pesar que quería negarlo, que quería contarle lo mucho que Deianira apreciaba al bastardo de su media hermana, solo se quedó callado. Las acciones que tomó la platinada expresaron más de lo que mil palabras podrían.

Deianira había escogido a Jacaerys...

Este castillo ya ni siquiera se sentía como su hogar. Estaba vacío y silencioso. Sin Deianira, sin los niños...sin nadie. Aegon quería volver a ser un infante, para poder sostenerlos a todos con más fuerza y aferrarse a los pequeños momentos de gloria y felicidad que ahora parecían teñirlo con una nostalgia lo suficientemente fuerte como para derribarlo. Recordaba las noches danzando sobre la mesa, con una pequeña Nira taladrando su cabeza con cientos de regaños y golpes, una Helaena desorientada e inocente y un Aemond que todavía parecía ser humano.

Se preguntó en qué momento las cosas cambiaron de forma tan drástica, ¿cómo no pudo notar la fragilidad de los hilos de los cuales pendía toda su dicha? Quería gritar y desquitarse pero nadie parecía oirlo. Su corazón palpitaba con fuerza y ahora la corona le aplastaba las sienes con una responsabilidad brutal. 

Creía esperar algo, o a alguien. Y sabía a la perfección quién era ese alguien.
Se perdió en un laberinto oscuro, aconsejado por la maquiavélica soledad que solo lo guiaba hasta el tortuoso destino del cual había deseado escapar durante años con una desesperación abismal. El trono lo acogió como un viejo amigo, como si siempre hubiese estado destinado para concretar el desastre que su inminente reinado traería sobre su casa. Parecía que la casa Targaryen estaba maldita y que, condenando a cada miembro de ésta, la profecía se concretaba al antojo de los dioses.

──Está hecho, madre ──murmuró, sus ojos estaban fijos en el juguete de Jaehaerys ──. Finalmente obtuvieron el trono que tanto deseaban, sin importar cuál fue el precio que pagaron por ello. Espero que habernos destruido haya sido suficiente para ti....

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⏰ Última actualización: Jan 26 ⏰

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𝐇𝐀𝐓𝐄 𝐌𝐄 ! Jacaerys VelaryonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora