CAP. 5 QUIERO BESARTE

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Llegaron a una hermosa villa que Javier había alquilado para la ocasión, pensó que sería el ambiente privado perfecto para la seducción que tenía planeada, tenía personal de servicio por lo que era cómoda, les mostraron sus habitaciones y Javier le dijo que tenía la tarde libre, pero a las ocho de la noche debían salir a una cena muy importante y ella sería su acompañante, Adelaida asintió y se dispuso a desempacar para seleccionar el traje de esa noche.

Cuando se encontraron en la sala de estar de la villa, él estaba en un impecable traje oscuro, hecho a la medida y que le sentaba a la perfección. Ella había escogido un vestido color verde esmeralda ajustado, con falda lápiz que le llegaba justo por debajo de la rodilla, su largo cabello atado a un lado y maquillaje suave destacando sus lindos ojos color aceituna, Javier contuvo la respiración y finalmente solo pudo decir: "Guau".

En el lugar donde se llevaría a cabo la cena fueron recibidos por una pareja mayor y muy elegante, saludaron con mucho entusiasmo a Javier y cuando les presentó a Adelaida enseguida asumieron que era su novia y lo felicitaron efusivamente por su acertada elección, Javier no aclaró que era su empleada, por el contrario, pasó su brazo por la cintura de ella y comenzó a caminar manteniéndola muy pegada a su costado disfrutando de su contacto, se acercaron a un bar instalado para la ocasión y él muy amoroso le preguntó que deseaba tomar, Adelaida respondió que le apetecía vino y él ordenó whiskey en las rocas.

De pronto la dama tomo del brazo a Adelaida y le dijo:

–Ven querida, dejemos a los hombres hablar de negocios, aún tenemos tiempo de conversar antes de que anuncien la cena.

Bajo la curiosa mirada de Javier, Adelaida se alejó con la agradable dama, quien comenzó a preguntarle:

–¿Dónde se conocieron?

–En Los Ángeles.

–¿Tienen mucho tiempo juntos?

–Muy poco, apenas cuatro meses.

–¿Y ya te trajo a una de estas reuniones? Debes ser muy importante para él, hemos tenido encuentros en varios países y es la primera vez que se presenta acompañado.

–En realidad hay mucha confianza entre nosotros.

–Y dime, ¿es tu primera vez en Italia?

–No, yo he venido antes con mi padre, conozco Roma, Florencia y Milán.

–Oh qué interesante ¿quién es tu padre?

–Fue piloto de carreras, falleció hace algunos años.

–Lamento oír eso. Mi hermano también fue piloto de carreras, se retiró y ahora anda por los mares del mundo navegando.

Anunciaron que la cena estaba servida y ambas mujeres se dirigieron al lujoso comedor, Adelaida buscó con la vista a Javier y lo encontró de pie esperándola, se sentó a su lado y comenzaron a disfrutar de una exquisita cena, Javier notaba la desenvoltura que tenía Adelaida durante la cena, sin inmutarse en absoluto ante la gran variedad de cubiertos de oro y copas de fino cristal.

Lo mataba la curiosidad por saber dónde había aprendido a actuar con tanta elegancia, para colmo alguien le habló en italiano y ella respondió sin titubeo alguno.

Se acercó y le dijo al oído:

–Eres una caja de sorpresas.

Adelaida solo lo miró y sonrió enigmáticamente, entonces pensó que tal vez y sin haberlo planeado así, por fin había obtenido el interés de su jefe.

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