LA CHOFER

CAP. 15 FUTURA MAMÁ

En Miami Javier se reunió con los investigadores y el abogado, juntos visitaron a la señora que le había escrito a Adelaida, fue un encuentro emotivo porque la mujer le pedía perdón repetidamente a Javier por haberse conformado con la historia del hombre y no haberle hecho más preguntas, solo había aceptado su supuesta buena fe al buscarle refugio al niño.

Sus padres le corroboraron a Javier de que era el vivo retrato de su padre y estaban seguros de que eso había asustado a Julián, de ahí su locura al amenazar a todo el pueblo, además le dieron un dato muy interesante sobre los registros de nacimiento ya que estos los llevaba el sacerdote en la Vicaría.

La partera tomaba nota del nombre de la criatura, la hora de nacimiento, la fecha, nombre de los padres, casa en la que había nacido y el cura tenía un gran libro con eso, así que era imposible que en el incendio se hubiera quemado todo rastro de su nacimiento, allí solo debían tener una copia del certificado.

El padre de la señora estaba muy lúcido y recordaba perfectamente el nombre y dirección de la partera, así como el nombre de los capataces, ya que eran cinco y él fue uno de ellos como encargado de siembra, pero de todos solo uno fue amigo incondicional de Julián Durango y fue capataz del potrero, seguía vivo en un asilo en México porque perdió la vista y ya no era útil al patrón.

Le narraron muchas cosas más de la hacienda, de su abuelo y de sus padres, le contaron sobre la gran comilona de celebración por el matrimonio de su padre, el joven Javier con su madre, la maestra del pueblo, quien se había ganado el cariño y el respeto de todos por su dulzura y amabilidad, incluso enseñaba a adultos a leer por las tardes mientras que en la mañana daba clases en su propia casa cuando a la escuela le hacían reparaciones.

También mencionaron la fiesta de un día por su nacimiento donde Don Sócrates no escatimó porque estaba lleno de felicidad, según dijo durante todo ese día. La señora recordó que al momento de presentarlo habían dicho el nombre, pero la algarabía no le permitió escuchar bien, aunque sí podía decir que le había parecido algo más largo que Javier.

Javier la oyó alarmado, ahora faltaba que ni siquiera Javier fuera su nombre, acordó con su equipo de asesores que definitivamente la siguiente parada era en Ciudad de México para buscar al antiguo capataz del potrero.

El representante legal tomó debida nota, con lujo de detalles, de lo narrado por la señora y sus ancianos padres, además hizo videos, con la posibilidad de que no fuera necesario presentarlos en un juicio, aunque ellos confirmaron su disponibilidad porque querían que se hiciera justicia.

Tal como era su costumbre Javier los compensó muy bien económicamente y les agradeció toda su colaboración, así como los agradables recuerdos, se despidió e inició trámites para su siguiente viaje.

***

El abogado consideraba importante el testimonio de los tres jóvenes empresarios que estuvieron con Javier en la hacienda y presenciaron todo, así que Javier los contactó y les pidió ayuda a lo que estuvieron muy dispuestos.

Al llegar a México se reunieron y en medio de una agradable cena Javier les explicó la razón de su investigación y el porqué de la reacción de todos en el pueblo y del hombre que lo agredió que en realidad era su tío paterno, entonces ellos contaron toda su experiencia, terminaron compartiendo tragos y chistes, por lo que fue una noche relajada para Javier.

Al otro día se dedicaron a ubicar el asilo donde estaba recluido el capataz que fue amigo de Julián Durango, pero cuando lo ubicaron ya había pasado la hora de visita, por lo que debían esperar hasta las diez de la mañana del siguiente día.

Los tres jóvenes empresarios invitaron a desayunar a Javier y le plantearon una nueva idea, Javier los escuchó con atención y les prometió analizar el plan que le entregaron, pero fue honesto al decirles que lo haría una vez terminara todas las gestiones relativas al caso que estaban armando contra su tío, ellos entendieron y aceptaron su condición.