CAP. 9 PLAN AL DESCUBIERTO

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En la habitación Adelaida recibía un masaje en los pies por parte de Javier, ya que le había tocado permanecer varias horas parada tomando las fotos de los niños más grandes, mientras el fotógrafo contratado lo hacía con los bebes y los niños pequeños, aunque no dejaba de repetir que lo había disfrutado mucho, ya que siempre le ha gustado la fotografía y hasta mencionó que tiene algunas guardadas que quedaron muy bien.

Javier le preguntó dónde las guardaba y ella tuvo que decirle que tenía un apartamento que le había dejado su padre, él no le dio mayor importancia, solo le hizo prometer que se las mostraría a lo que ella accedió con alegría.

Al terminar, Javier fue muy bien recompensado por el masaje. Adelaida supo agradecerle cubriendo su atlético cuerpo de besos, se amaron con mucha pasión una y otra vez, como si no hubiera mañana, Javier la hacía sentir un gozo que parecía infinito y ella buscaba satisfacerlo de igual manera y pudo conseguirlo, Javier le expresó con gestos y palabras que había llegado al clímax más placentero gracias a ella.

***

Al otro día pasaron por el colegio a cerciorarse de que tenían todo lo necesario antes de continuar al aeropuerto, ya que debían regresar, harían una breve escala en Italia para dejar a Adela y a Vittorio y seguir hacia Los Ángeles.

Adela no pudo hablar a solas con Adelaida, pero le envió un mensaje recomendándole no decirle nada a Javier porque era uno de esos casos donde saber la verdad le haría mucho daño, lo de la herencia era lo de menos, realmente no la necesitaba y además le decía que Vittorio opinaba lo mismo ya que ella le había contado todo.

Adelaida leyó el mensaje de Adela y aceptó la recomendación, ahora tenía otra cosa oculta de Javier y rogaba porque ninguna de las dos se volviera en su contra.

El teléfono de Adelaida no cesaba de vibrar, lo revisó y eran llamadas de Marcela, no podía atenderla en el momento porque estaba sentada justo al lado de Javier y aún quedaban algunas horas de vuelo, Javier lo notó y le preguntó:

–¿Quién te llama tanto?

–Es una amiga, la llamo después, es que ella se pega.

–Deberías responderle, decirle que estás en pleno vuelo y que le devolverás la llamada después de aterrizar.

–Tienes razón, eso haré.

Adelaida tomó el teléfono y le envió un mensaje a Marcela diciéndole más o menos lo que le indicó Javier.

Marcela recibió el mensaje, lo leyó y reaccionó lanzando el teléfono a un lado.

Mientras en el avión Javier tomaba la mano de Adelaida, se la besaba y le decía:

–Lo de anoche estuvo increíble, me hiciste ir a las nubes.

–Me alegra mucho hacerte feliz –dijo sonriendo coquetamente.

–Lo haces, espero que yo también esté llenando tus expectativas.

–Claro que sí, inmensamente.

Adelaida se recostó en su hombro, se sentía plena, feliz y enamorada. Tenía que reconocerlo amaba a Javier y esperaba con todas sus fuerzas que él sintiera por ella mucho más que deseo. Ninguno había expresado sentimientos románticos por el otro, ninguno hablaba de amor y eso la inquietaba, no quería ser una más, ya no.

Llegaron a la casa para dejar el equipaje, cambiarse e ir a la oficina ya que Javier tenía una visita importante de posibles socios y Adelaida debía discutir una campaña publicitaria con una de las nuevas empresarias.

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