La novia mágica

Capítulo 12. Ayla y el torneo de los tres magos

Yo estaba sola y triste en las masmorras, encerrada entre barras de metal y con los esqueletos, cuando de pronto vi a un ángel, una bella mujer que iluminaba la cárcel con su hermosura, y la iluminaba sin luces, venía a rescatarme, o eso creí porque cuando habló... tenía vos de Voldemor.

—¡JAJAJAJAJA! Caíste en mi trampa, Ayla. Ni con toda tu belleza y altas capacidades mentales jamás sospechaste que Nevil era mi ciervo.

—¡Malvado rastrero! Te copiaste mi aspecto para acercarse a mi Harry, y matarlo mientras duerme cuando todos duermen, ¿no es así? —. Adiviné con astucia, y le lancé una mirada fría que le hizo dar seis pasos atrás del terror.— ¡No te le acerques! Si le tocas un solo pelo...

—¿Qué harás? Ahora estás indefensa y ni todos tus anormales ojos de rubíes, ni tu raro pelo blanco de plata que cae como cascada, ni cuerpo que parece anoréxico puede ayudarte  a escapar.

Lloré compungida, él sabía lo mucho que me dolía no ser normal, y no encajar como los demás, y no me tenía piedad.

—Ahora, iré a matar a Harry antes de que se me acaben los efectos de la posión palosjugos, ¡...y luego te haré mi esposa! ¡AHAHAAAHAA!

Subió riendo por las escaleras hacia arriba, dejándome llorando, y deseando que alguien me salvase, para poder salvar a mi amor. Voldemor corrió por todo Hogwars a gran velocidad gracias a mis piernas entrenadas, pero no musculosas de hombre, sino finas de mujer gimnasta, y llegó a la habitación de mi Harry. Allí, se alistó bien el pelo y el vestido para no desvelar sus verdaderas identidades y abrió la puerta para ver...  ¡a Harry y Snape en mi cama!

(A/n): OwO Se los dije, se pone ardiente, no lean si no quieren... quemarse, hehehe.

Estaban el uno arriba del otro besándose con las lenguas, completamente desnudos, y sus músculos brillando por el sudor. Voldemort casi se desmayó de su acelerado corazón, y se le habría puesto duro si todavía aún tuviese miembro.

—¡No, Ayla, esto no es lo que parece!

Harry empujó a Snape, y corrió a ponerse de rodillas ante Voldemor disfrazado, abrazando su pierna.

—Señorita Peverell, por favor, déjenos explicarle...

Como Voldemor seguía sin habla, ambos se le acercaron y lo llevaron de la mano hasta la cama.

—Esto no es lo que piensas, Damblimor nos ha ordenado entrenar la oculomancia, y tan solo estábamos obedeciéndolo.

—Además, ambos te amamos y somos tuyos, así que en realidad no pasaría nada de todos modos, espera se me ocurrió una cosa, ¿por qué no nos acompañas?

Ambos tumbaron a Voldemor en la cama y comenzaron a besarle el cuello, él intentó levantarse y escapar, pero Harry se le puso encima, y le agarró sus brazos con sus músculos de acero y comenzó a besarlo.

—¡Oh, Ayla! ¡Cuánto he esperado este momento! Siempre me dices que no hasta la boda, por mucho que mi ansia de varón me lleve a pedírtelo, pero hoy al fin te has dejado.

Voldemor intentó responder, pero entonces Snape le abrió el vestido de golpe, y le agarró el pecho y se quedó sin voz.

—Sí, mi amada Peverell, por fin tendremos una experiencia de tres, en lugar de solo dos con usted mirando.

Y entonces se pusieron sobre él, y comenzaron a batirse en Duelo con sus varitas, delante de su cara.

—¡Noooooooo, deténganse, déjenme ir! —, chillo Voldemor con voz de niñita.

Los dos se detuvieron muy extrañados y le preguntaron:

—¿Qué te pasa, Ayla? Esto es lo que siempre pides y más te gusta. Hoy estás muy rara, como... no sé, como si otra persona se hubiese disfrazado de ti, y se estuviese haciendo pasar por un impostor.

Voldemor no podía permitir que lo descubriesen, o lo meterían a la cárcel por robarle a Ayla la identidad y el premio del consurso de belleza, así que los abrazó, y besó, y aseguró que era la verdadera Ayla y quería estar con ellos. Los tres se revolcaron apasionadamente y desnudos por las sábanas tocándose y besándose, y gruñendo masculinamente hasta que...

—¿Qué te pasó hoy, Snape?

—¿A qué se refiere, Potter?

—Tu miembro... está mucho más pequeño que de costumbre, es corto y fino, y está frío como reptil.

—¿Pero... qué dices? No había hablado, por respeto a la dama, pero eres tú quien tiene hoy un pene mucho más chiquito de lo normal.

Ambos discutían y agarraban el diminuto miembro poco duro con fuerza, tirando de él para demostrar de qué hablaban, mientras Voldemor intentaba contener los gritos de dolor, se le acababa el tiempo, el efecto de la posión ya terminaba, la mitad de su cuerpo ya era la de un hombre, y sus senos comenzaban a dejar de ser redonditos y preciosos, y comenzaban a aplanarse y tener pelos, debía pensar algo rápido.

—¡Ya lo sé! — dijo triunfantemente. Se arrancó unos pelos de la cabeza y se los comió, como todavía era el cabello de Ayla, su cuerpo se volvió a transformar.— Ahora podemos seguir, muchachos.

Pero Harry y Snape seguían discutiendo, se llamaron sangre sucia, y Snape se desapareció de allí enfadado. Voldemor se decepcionó, pues le había tomado gusto, pero recordó que no debía desviarse de su plan, o volvería a ser hombre y no podría engañar la astucia de Harry de nuevo.

—Lamento mucho que hayas tenido que soportar nuestra lamentable discusión, cielito, para compensártelo... ¿Qué te parece un romántico paseo por la orilla del lago? Tengo algo... qué quiero decirte...

Ambos se vistieron y salieron por la ventana en la escoba de Harry, hasta llegar al lado, donde pasearon tomados de la mano.

(A/n): Cuando Diana Flowers les dice que van a arder, ¡arden! Hehehe, ¡Ay! Ya tengo que borrar esto de mi laptop antes de que mi mamá lo vea, LOL. No saben cómo me ardía la cara al imaginarlo, tanto como las suyas al leerlo LOL, no sé qué me dio, pero así soy yo... impulsiva LOL ¡No se pierdan el próximo capítulo! Pues si hoy hubieron escenas ardientes, mañana les traeré verdadero romance, traición e intriga. Cuídense bonitos, besitos. <3 <3 <3 <3

Fin del capítulo doce.