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Parte 2

El tiempo pasaba muy rápido, pudieron comprobar, pues en un abrir y cerrar de ojos, habían pasado tres años desde que los cachorros nacieron.

Su casa se había vuelto un poco caótica las últimas semanas, ya que había comenzado la etapa en que sus cachorritos iban a empezar a cambiar de forma. Era un proceso en el que los padres debían estar en todo momento y más en estos casos, debido a que al ser tan pequeños todavía, el instinto animal podía ser más fuerte a veces que la razón. Lo importante era evitar algún accidente o desastre.

―¡Vamos, vamos! ―animaba Zee mientras estaban en el patio, con los niños sentados en un semicírculo―. Deben concentrarse, cachorritos, piensen en el animal que son y, de pronto, ¡van a serlo!

―¡Co-ne-llo! ―gritó Soobin, porque ese era su animal favorito.

―No, Soobin, no eres un conejo ―corrigió Nunew, cariñoso. El pequeño hizo un puchero―. Eres una ardilla, como yo.

―Aaaaaah ―Soobin frunció el ceño y Nunew suspiró.

Resonó un pop y los niños gritaron con emoción cuando vieron a una pequeña ardilla entremedio de ellos.

―Es mamá ―les explicó Zee, tendiéndole la mano a la ardilla, y Nunew se subió a su hombro―. Es una ardilla. Soobin, Kris, Kai y Ohm, ustedes son ardillas. Son como mamá.

―¿Yo? ―preguntó Charan, sin entender.

―No, tú eres como yo ―continuó Zee, sonriéndole―, una pantera.

―¡Gatito! ―gritó Charan.

―No, una...

Resonó un nuevo pop y Zee pensó que Nunew volvió a su forma humana, hasta que escuchó un chillido de ardilla que reconoció como la de su esposo. Se dio cuenta de que el omega seguía en su hombro, y fue cuando reparó en que no había sido él, sino uno de los cachorros.

Una pequeña ardillita, no más grande que su mano, estaba entremedio de Kai y Ohm. Era Kris, con sus orejitas negras levantadas en señal de alarma.

Nunew chilló por la emoción, bajándose y yendo hacia el pequeño Kris, comenzando a acicalarlo y rascarle la cabeza. Zee sintió su corazón apretándose ante la escena, y quizás eso era lo que necesitaban el resto de sus cachorros, que observaban la escena con sonrisas desconcertadas. Aunque parecieron entusiasmarse cuando Nunew agarró a Kris para llevarlo desde su cuello.

Hubo un tercer pop y ahora fue el turno de Kai, con sus peluditas orejas grises también levantadas.

Zee se estiró y Kai subió a su mano.

―Eres muy lindo ―le dijo, antes de mirar al resto de los bebés―. ¿Lo entienden, cachorritos? Concentrarse y...

Un cuarto pop y Charan ya no estaba, sino que había una preciosa y bonita pantera bebé. Zee sintió ganas de llorar por la emoción cuando lo observó, y mucho más cuando Nunew, todavía en su forma ardilla, fue hacia su hijo mayor, todavía con Kris colgado de su cuello, sólo para ofrecérselo. Charan le dio una lamida a su hermano menor, que emitió un chillido de queja.

Un quinto y sexto ruidito, y sus últimos cachorritos eran ahora ardillitas pequeñitas. Zee sonrió, sólo para seguirles, aunque tuvo el temor de que pudiera espantarlos al ser un animal tan grande. Entendería si eso llegaba a pasar, por supuesto, pero eso no significaba que no le iba a doler. Lo que menos quería era que sus bebés le tuvieran miedo.

No fue así. Las ardillas bebés lo observaron un segundo en silencio, antes de correr hacia él y comenzar a escalarlo entre chillidos de emoción. Charan también se le acercó y Zee le dio una lamida entre las orejas, oyendo su ronroneo. Nunew se le acercó y el alfa lo agarró del pescuezo, levantándolo mientras los bebés ardillas estaban colgados de su pelaje y Charan lo seguía a paso animado. Caminó hasta el manzano que tenían en el patio, recostándose bajo la sombra y comenzando a lamer la cabeza de Nunew, mientras sus cachorritos iban donde Charan para subirse sobre él.

Se quedaron así el resto de la tarde y, aprovechando la reciente transformación de sus cachorros, empezaron a enseñarle a escalar el árbol. Charan se entusiasmó mucho... Demasiado, hasta que se subió a una rama demasiado alta y le dio pánico bajar. Zee tuvo que subir para bajarlo, agarrándolo de la piel en su cerviz, y una vez abajo, la panterita quiso que Nunew lo abrazara, casi aplastándolo en el proceso.

Cuando empezó a atardecer, los padres volvieron a sus formas humanas. Nunew tomó en brazos a Charan, acariciándole en la cabecita.

―Ahora concéntrense para volver a sus formas humanas ―animó el omega.

Costó un poco, en especial con las ardillitas, que estaban algo hiperactivas mientras jugaban en el suelo. Sin embargo, lograron que volvieran a sus formas humanas para luego ir a cenar y, posteriormente, llevarlos a dormir.

Una vez solos, la pareja fue a su cama y se acurrucaron uno contra el otro.

―No quiero que sigan creciendo ―murmuró Nunew― ya están tan grandes, Zee.

―Es el ciclo de la vida, Nu ―suspiró Zee―, pero estoy muy orgulloso de ellos, ¿no viste lo bien que la pasaron? ―le dio un beso dulce―. Y yo estoy muy orgulloso de ti, bebé.

―¿De mí? ―Nunew se rió, dándole otro beso―. ¿Y eso por qué?

―Porque eres la mejor mamá que pueden tener ―Zee lo abrazó sólo para darle otro par de besos, oyendo las risitas de Nunew―, y el omega más increíble del mundo.

―La mejor ardilla del mundo ―presumió Nunew― con la mejor pantera que existe.

―¿Y los mejores cachorros del mundo?

―Claro ―Nunew sonrió con felicidad―, el amor de mi vida me da los mejores regalos, y nuestros cachorritos son la prueba de eso. Te amo mucho, Zee.

Zee emitió un ronroneo, sólo besando a esa preciosa y pequeña ardillita que era su mundo entero.

🐯WILD CHIPMUNK🐹Donde viven las historias. Descúbrelo ahora