Liz Shay, prima de Carly Shay, llega a Seattle y se reencuentra con sus mejores amigos de la infancia y con su primer amor, Freddie Benson.
Un castigo que se convierte en el mejor show de internet lleva a los cuatro jóvenes al éxito. Situaciones ll...
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Narrador omnisciente
Unos ruidos despertaron a la chica, obligándola a levantarse de su cómoda cama y caminar en dirección a la puerta para abrirla soltando un quejido. El corredor estaba decorado con globos de colores.
─ ¡Feliz cumpleaños! ─ expresaron sus amigos cuando la vieron, con una cara de mal humor volvió a entrar a su habitación cerrando la puerta y dejándolos en el pasillo.
─ Liz, venga sal. ─ Spencer se acercó a la puerta. ─ Dominika hizo el desayuno.
─ Tostadas francesas. ─ dijo Carly al ver que su prima seguía sin salir.
─ Tenemos regalos. ─ gritó Freddie y Elizabeth inmediatamente abrió la puerta.
─ ¿Son buenos? ─ preguntó la chica del cumpleaños recargándose en el marco de la puerta.
─ Son de la lista que nos diste hace dos semanas.
Sonrió al escuchar eso. ─ Oh, chicos. Se los agradezco mucho. ─ se acercó a abrazar a cada uno.
Dominika cargaba una bandeja en la que estaba servido el desayuno de ambas, era algo que se había vuelto una tradición en cada cumpleaños de la chica, desayunar juntas en su habitación mientras veían alguna película romántica. Esta vez el filme elegido fue "Cartas a Julieta".
Mientras desayunaba, notó que al lado de su cama ya se encontraban varios presentes que sus viejos amigos de Nueva York le mandaron. La castaña amaba los regalos, las invitaciones a sus fiestas de cumpleaños siempre especificaban que sin regalo no podrían entrar a la fiesta.
Sin duda alguna sabía que las cajas más grandes eran las de sus padres, siempre justificaron su ausencia con regalos caros y extravagantes. El recuerdo del primer cumpleaños que lo paso sin sus padres llegó a su mente.
...
Era su cumpleaños número 6, había sido una gran fiesta, obviamente. Una pequeña Liz disfrazada de princesa esperaba impaciente por la llegada de sus padres, observaba esperanzada la puerta creyendo que sus padres entrarían para estar con ella en su cumpleaños al igual que todos los años. Se desánimo cuando el mensajero entró dejando seis regalos con una tarjeta de sus padres deseándole felicitaciones.
