14

241 35 5
                                    




Mizu

Sus ojos se cerraron, y mi corazón se partio en dos. Sin embargo había escuchado parte de la conversación. Lim Shindo? Que significaba eso? Porque la había llamado de esa forma? Honestamente no era momento de especulaciones, simplemente debía acabar con esto de una vez por todas y llevarla a un doctor inmediatamente. Tenia una revoltijo de emociones por dentro. La cabeza me daba vueltas y ese dolor en el pecho no quería irse. Respire hondo, esboce y de la forma mas veloz que hubiese podido realizar, le lance un cuchillo a Skiffenton. No sabia su nombre pero estaba mas que segura que era él. Concordaba con todas las descripciones que me habían dado antes. Alto de un metro con noventa seis, pálido y pelirrojo. El cuchillo llego a su hombro, pero pareció no afectarle en lo mas mínimo.

Este hombre iba a ser difícil.

Skiffenton soltó a Lim haciéndola estrellar contra el suelo. Dolía, dolía mucho no ir a socorrerla, por ello, necesitaba ser fuerte y derribarlo como a todos sus hombres. Debía salir ilesa de aquí y con Lim en mis brazos. El hombre corrió hacia mi en señal de ataque, pero mi espada fue mas veloz, cortando en dos pedazos su mano izquierda. Eso necesitaba, inmovilizarlo. ARGHH!! Grito de dolor. Reposó sobre sus piernas pero parecía no ser suficiente, con rapidez saco su pistola de su costado y me apuntó, y sin pensarlo mucho disparó, la bala rozo mi torso pero no logró inmovilizarme, íbamos en conjunto el uno al otro hasta que mi espada logró llegar a su frente y su arma a la mía. Esto iba a ser una lotería, un juego de rapidez. Quien mataba a quien primero. Mi semblante se había tranquilizado, Skiffenton había quedado en segundo plano para mi, mi ceño no estaba fruncido, y mi respiración se había tranquilizado, y no hubo falta un suspiro para ver su otra mano cayendo al suelo. Tan siquiera se había percatado del momento en que sacudí mi espada. El pelirrojo me miro, se postró en el suelo y contuvo el dolor de ambas muñecas pegándolas a presión sobre su estómago, tratando de evitar a toda costa el sangrado, estaba tan silencioso que no podia creerlo. Le miré tranquila, puesto que ambos sabíamos que yo tenia la ventaja. Esto iba a acabar, mi venganza iba a estar completada y podia vivir en libertad. Pero había algo que aun me mortificaba la cabeza y el pecho y era si Lim aun estaba con vida.

El hombre esbozó fuerte y rio. Rio a carcajadas.

-Quien diría que mi bastarda me mataría. No naciste pelirroja pero tienes mi mismo ojos -confesó mirándome. -Algo me decía que este día llegaría, pero no estaba tan seguro asi que segui haciendo de las mias como siempre... -continuó. Yo solo miraba el cuerpo de Lim desangrandose -Cuando escuché lo de Violet no me percate en absoluto, pues siempre fue el mas débil. Pero cuando supe de la muerte de Fowler y de como dejaste a Routley, empece a preocuparme pero tan solo un poco.

Permanecí en silencio, ya estaba harta de las últimas palabras que se suponen siempre dicen.

-Acabaste con todos nosotros, con los reyes del contrabando, quien lo diría. Definitivamente no sabes como morir... -continuó -Ahora, porque estas esperando tanto para matarme?

-Porqué la has llamado Shindo? -solo tenia esa duda y proseguiría a matarlo de una vez por todas.

-Tantas cosas que puedes preguntar y preguntas esa tontería? Aunque, por como la miras, diría que son amantes, lo son?

-CONTESTA!!! -Insiti.

-Que no te vean, o serán castigadas, consejos de un padre... -corte su pecho haciéndolo sangrar, el hombre se encogió de dolor, pero aun así, sorpresivamente no se volvió a quejar. -Shindo, Lim Shindo. Es la sobrina de Heiji, el mejor aliado que tuvimos, aunque era obvio que siempre quiso traicionarnos, nos sirvió muy bien.

-C...como es que sabes eso? -pregunté. De repente mi ceño se arrugo fuerte. Sobrina de ese hombre? De ese detestable? 

-El pidió que la cuidara desde muy niña. Ofreció parte de su servicio para el cuidado de ella... no se mas y tampoco me importó mucho. Solo cumplí una promesa, ademas sus gastos no eran nada del otro y lo deje pasar....

-Ella te conocía? -pregunté con un nudo en la garganta.

-No, pero yo a ella si, por eso siempre te encontramos, siempre pudimos localizarte, porque siempre habían hombres cuidándola, incluso en Clovelly, pero lo déjanos pasar -hizo una pausa por el dolor intenso que estaba sintiendo -Pero las subestimamos muchísimo...

La mire, como era posible que ella fuera de la misma sangre que es imbecil de Heiji. No quería que esto fuera cierto.

-Ya acaba con esto samurai....

No deje tan siquiera terminar su frase cuando mi espada había atravesado y salido de su pecho. Cayo al suelo, el estruendoso sonido de su caída era todo lo que mis oídos necesitaban para poder estar en paz. O por lo menos eso creía.

Mi deuda esta saldada, madre. Junte mis manos, hice una reverencia muy bien hecha, tome a Lim entre mis brazo, y salí del lugar sin antes haber prendido fuego a todo el lugar.

Los cuerpos sin vida, ahora estarían haciéndose cenizas.

Y todo por lo que vivi, ahora estaba sellado ahi, en una morada ardiendo en llamas. Todos los hombres a quien jure matar, estaban si vida y gran parte de mi estaba completamente satisfecha.

Los ojos se me alumbraron por las llamas, mire el lugar encendido de un poderoso amarillo. Sonreí levemente, tome a Lim en mis brazos y hui del lugar rápidamente.








-






-Esta chica estuvo a punto de pasar a mejor vida, de nuevo han tenido suerte -comentó el doctor que Madame Rose nos había recomendado aquella vez -La fiebre no bajara rápido, porque la pólvora ya hizo su efecto, pero les prometo que estará bien, sin embargo, su proceso será lento, así que paciencia, cualquier duda, pueden comunicarse con Rose para hacérmela saber -el doctor tomaba su maleta, para poder irse.

-Doctor, me jura que ella estará bien? -la desesperación era evidente.

-Mizu, no te preocupes, recuerda que tenemos medicinas acá en casa -dijo Ringo para calmarme.

-Ella estará bien -sonrio y desapareció de nuestra vista.

Acá en casa. Así se había referido Ringo de la propiedad que Madame Rose nos había obsequiado por cumplir nuestro objetivo. Al parecer Lim le había contado todo, y al ser una mujer extremadamente influyente y con dinero, un regalo de estos no era nada pars su caro bolsillo.

Shindo, Shindo... ese apellido rondaba mi cabeza una y otra vez. Lim no era como el, no se parecía en absoluto a el. Todo lo bueno que había conocido de una persona, ella lo reflejaba y no tenia una pizca de maldad. Ademas, era la persona que amaba, y nunca había amado tanto a alguien como la amo a ella, entonces... porqué este detalle lo detestaba? Porqué el mundo era tan pequeño para haberme topado con un pariente de ese imbecil. Y si nos casábamos y adoptábamos otro apellido.

La mente se me iluminó.

Mire a Ringo con los ojos bien abiertos.

-Ringo y si...

ENSÉÑAME A AMAR |FEMREADER X MIZU |SAMURAI DE OJOS AZULESDonde viven las historias. Descúbrelo ahora