*[Para poder entender está historia leer el primero y el segundo libro]*
Ambos viviendo en un mismo edificio, era inevitable negar su extraña conexion. El amor surgiría entre ellos confirmando sus sospechas desde la primera vez que sus miradas se cr...
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Capítulo 4: "Se sincero contigo mismo"
Estaban todos reunidos supuestamente para unas clases de “tolerancia” con tus compañeros del hotel, obvio todos estaban aburridos y con la mente en otro lado. Pero cierto arácnido estaba que se caía del sueño.
—¡Angel!—dijo Vaggie molesta, pero el chico no despertó. La chica suspiró—Vamos ¡Despierta!—dijo moviendo al chico, pero cierto Overlod la apartó del chico.
—Querida, ten más consideración con nuestro amigo arácnido. De seguro no pudo dormir bien anoche, por eso está tan cansado—dijo el ciervo. La chica frunció el ceño.
—Pues en primer lugar no debió haber ido a ese club—dijo la chica cruzándose de brazos. El ciervo sonrió, pero era clara su molestia.
—Vaggie, Al, tiene razón…está muy cansado. Tal vez debamos llevarlo a su habitación para que pueda descansar—dijo Charlie.
—Y yo lo llevaré, no te preocupes querida—dijo el ciervo encaminándose al arácnido. Lo cargó como princesa, con sumo cuidado de no despertarlo. Los demás inquilinos los vieron irse.
El ciervo tarareaba una canción mientras caminaba por los pasillos rumbo a la habitación del chico. Si, después de esa noche él y el chico se han acercado un poco más, han logrado una muy buena convivencia hasta podría jurar que conocía todo sobre él…era extraño, pero eso sentía.
Llego a la habitación del chico y entró, fue recibido por la mascota de este. Se encaminó a la cama y recostó al chico en la misma, sin querer sonrió bobamente al verlo dormir tan cómodamente. Se veía demasiado tierno.
—Vaya, estás más rendido—dijo con gracia, acarició su mejilla con ternura y un aura rodeo al chico. Su ropa cambió a una mas cómoda. El ciervo lo miro dormir cautivado por su belleza, debía admitir ese chico tenía una belleza que no se podía comparar.
—¿En qué mierda estoy pensando?—dijo gachando sus orejas y cubriendo su rostro sonrojado. Haber pasado tanto tiempo con Asmodeo le afectó.
—No—dijo el chico frunciendo el ceño, una lágrima bajo por su mejilla. El ciervo lo miro con algo de pena.
—Al—dijo de la nada y sujeto con fuerza las sabanas. El ciervo ladeó la cabeza, soltó un suspiró y se acostó a su lado. Lo abrazo protectoramente y el chico se acurrucó y aferró a él con desespero.
—¿Tanto dolor has vivido, Angel? ¿Tanto daño te ha hecho el bastardo de Valentino?—el chico se calmo un poco en los brazos del ciervo. Dormía con mayor tranquilidad.
—Por favor…no te vayas, Al—el ciervo suspiro, era obvio que estaba teniendo un mal sueño. El ciervo beso su frente y los labios del ciervo quedaron dibujados en su frente en un color verde, a los pocos segundos se desvaneció.
—Tranquilo, no me ire—dijo algo preocupado, pero al menos con eso dormiría bien. Había hecho lo mismo con Anthony miles de veces, cada vez que el chico tenía una pesadilla.