La escuela.

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Dalan se levanta de la cama, desayuna lo que su mundano padre dejó en la nevera siendo una miseria para él y su madre quien yacía a un lado de la cocina con múltiples hematomas junto a algunas mordidas. El ambiente en su casa siempre es el mismo, siempre es desagradable para Dalan regresar ahí. Su padre es drogadicto, desempleado, vago y un asqueroso holgazán. Su madre es la que trabaja, la que los mantiene a ambos en ese maldito piso donde su padre solo se queja de no poder tener lujos, gasta el dinero de su mujer, roba pertenencias para venderlas y golpea a su esposa si se opone. Dalan hace todo lo posible para no estar en su casa, como quedarse afuera en los parques o alimentar a los animales de la calle con la comida que le regala el abuelo Gregor, recientemente pasar el rato con Aiden es lo que lo ha despejado de su casa y sus problemas.

Se mete al baño y cierra la puerta con llave trancando la puerta, se desviste y se mete en la ducha, y como es habitual su padre intenta abrir la puerta como si Dalan no lo escuchara intentarlo.

— Dalan, abre la puerta. Quiero orinar— el chico no responde y se sigue bañando— ¡Maldito idiota, abre la puerta!

Dalan tiembla de miedo, pero permanece quieto.— No lo escuches..., no lo escuches...— reúne tranquilidad ante los gritos del monstruo quien está afuera

— ¡Abre la puerta o la tiro!

— Se ira, se ira...— aprieta el puño se apoya los puños contra la pared mirando el suelo mojado centrándose en el sonido del agua cayendo

Después de unos minutos los gritos cesan.

El castaño se viste colocándose el uniforme. Abre la puerta del baño silenciosamente y ve que su padre está sentado en el sofá viendo la televisión; va silenciosamente a su habitación y toma su mochila y su abrigo, al mirar la bufanda tendida en la cama decide llevarla consigo, la toma y sigilosamente pasa por detrás de su padre para abrir la puerta, pero antes de que llegara su madre lo sujeta del pantalón— ¿Te vas?— ella tiene la cara llena de golpes, el ojo y sus labios hinchados

— Mamá... por favor déjame ir.— La mujer lo suelta cayendo rendida

Dalan abre la puerta y su padre se da cuenta en lo que él corre para irse logrando salir.

La abuela Gilda lo ve salir y lo saluda, en lo que Dalan saluda de vuelta.

Camina por los pasillos llenos de estudiantes de todo tipo, es agobiante para él solo de estar caminando entre tantas personas, diferentes conversaciones, distintas miradas, burlas similares

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Camina por los pasillos llenos de estudiantes de todo tipo, es agobiante para él solo de estar caminando entre tantas personas, diferentes conversaciones, distintas miradas, burlas similares.

A lo lejos en una esquina visualiza a Keyder, su novio, quien reía a gusto con sus amigos, pero aún que él quisiera acercarse, sabe que no resultaría bien. Voltea para caminar en dirección contraria tropezando y cayendo de pecho al suelo.

Risas adornaron el pasillo llamando la atención de todos, incluído Keyder.

— Fiore, ensuciaste tu zapato con la suciedad de Dalan.

Como destruirte la vida. ©[EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora