La misión.

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— Esto es algo muy increíble, mi hijo por fin es reconocido— dice la mujer entusiasmada

— Sí...

— Alégrate, hijo. Es una gran oportunidad para demostrar todo tu talento.

— Yeii...

La mujer golpea la espalda de Aiden haciendo que duela como si cayera de plancha en el agua— Animate, es un orgullo que mi hijo sea reconocido. Ahora leeré tu misión— la mujer arranca la hoja del regalo que enviaron a su apartamento— Toronto, Avenida xx, calle xx, casa xx, n° xx. Que fácil hasta un novato puede matar a una familia entera como esta.

— ¿Cuáles son los objetivos?— pregunta Aiden temiendo lo peor

— Solo tienes que deshacerte de un deudor, no toques a la familia, ellos pagarán la deuda del hombre con el tiempo.

— Entiendo. Será un viaje de veintiocho horas ¿Ustedes también se irán?

— Nos iremos mañana por la mañana, regresaremos dentro de una semana.— responde el hombre

— ¿La causa?

— Confidencial.

— Entiendo.

— Y recuerda algo muy esencial en toda misión: No dejes testigos.— las manos de su madre acarician sus hombros mientras sus labios se estiran formando así su famosa sonrisa.

Aiden sale del cuarto, de la residencia y se dirige a la parada de buses donde no hay nadie. Quizá la nieve es muy helada como para que alguien esté bajo él. Cierra los ojos intentando prepararse para lo peor.

Sus pensamientos comienza a dibujar imágenes borrosas, pero una de ella es clara, Aiden no quiere admitirlo, esboza una pequeña sonrisa tranquilizadora, es Dalan con su bufanda. 

El pelinegro suspira— ¿Qué estoy imaginando? No quiero involucrarle en esto.— el bus hacia su destino llega y este se sube en él, por el momento lo mejor es pensar solo en la misión.

Aiden aturde a la esposa y a los hijos con gas somnífero aprovechando para clavar el cuchillo en la garganta del hombre obeso y maloliente, el hombre no emite sonido alguno, ya que Aiden cortó sus cuerdas vocales con el filo de la navaja; después ...

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Aiden aturde a la esposa y a los hijos con gas somnífero aprovechando para clavar el cuchillo en la garganta del hombre obeso y maloliente, el hombre no emite sonido alguno, ya que Aiden cortó sus cuerdas vocales con el filo de la navaja; después de unos minutos de intenso dolor afónico el hombre muere. Aiden guarda su navaja, voltea para marcharse y ve al hijo del hombre parado viendo todo.

Se supone que no debe haber testigos, Aiden no puede cometer el mismo error dos veces y dejar que su padre mate a las personas que le corresponde, después de todo la vida no es larga, sería un gran favor alejarlo del infierno de su padre construyó, de todas formas el niño es un demonio. Aiden duda un poco, aún así lanza su navaja impactando en la cabeza del niño hasta llegar a su cerebro, saca la navaja de su cabeza y se percata que murió con los ojos abiertos por lo que voltea el cuerpo para que vea hacia el suelo. 

Como destruirte la vida. ©[EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora