Los ángeles también sangran.

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— Estoy agradecido con tu simpatia, Aiden. Mi nombre es Ginn.

— Encantado de conocerlo, no pude evitar acercarme a ti cuando te ví en la cafetería. Pensé que necesitabas ayuda.

— La verdad es que sí, no podré estar bien después de...—lágrimas se asoman por sus ojos— Lo siento. No puedo recordarlo sin llorar.

— Tranquilo— acaricia su espalda— no necesitas recordar, calma.

— Es mi hijo... fue asesinado hace un mes...— el inmenso sentimiento de tristeza es notable en toda expresión. Lágrimas dificultan su visión haciendole imposible mantener su cabeza arriba.— No sé por qué lo hicieron. Era solo un niño— solloza ante el dolor inmenso.

— Lamento tu pérdida, sé que es muy difícil, pero tienes que mantenerte fuerte.

— Lo intento... Sé que él odiaba verme llorar. Ese hombre siempre me golpeaba, mucho antes de que Harry naciera él intento deshacerse de mí.— aprita los puños ante los recuerdos, esa ira que lo arrastra por el odio.— Intento- intento quitarmelo todo. Sabía que no tenía que estar con él— se apoya sobre el brazo del sillón. 

Para Aiden le importa una mierda la situación, no siente arrepentimiento o alguna clase de lastima. Es cierto que el niño no tenía nada que ver con lo que pasaba en su entorno, pero por error de calculo fue parte de la escena. Ni él ni sus padres sabían sobre el niño, asi que fue tomado de "testigo" por lo que era imposible que viviera. 

Los testigos pueden ser inocentes e incluso pueden ser tomados como "algo valioso" por lo que es usado para amenazar o advertir de cualquier manera, vivo o muerto. Es la definición perfecta para describir la debilidad, la misma que las organizaciones usa como arma.

Aiden sabe que tiene una debilidad, una que no planeaba tener. El llanto del rubio lo orienta dandose cuenta que el chico estaba hablando todo este tiempo. Aiden frota su espalda— No te preocupes, sé que tu hijo es muy feliz junto a Arlo. Realmente eran muy unido ¿no?

Ginn levanta su cabeza observando al pelinegro. El rastro de lágrimas es notable— ¿Qué?

— Ah, lo había leído en el periodico-

— Nunca publicaron eso— musita— ¡Nunca mencionaron a Arlo en ningun periodico!— se levanta del sillón atonito— He leido cada periodico...— Sus labios tiemblan, está profundamente aterrado.

Aiden esboza una sonrisa levantándose con calma. Llegó el momento— Que descuido de mi parte. He estado muy distraido.

Aiden se abalanza sobre él tomandole del cabello provocando un grito ahogado del más bajo. Ambos caen al suelo impactando el puño libre contra el rostro de Aiden que es empujadode una patada contra el librero.

Varios objetos caen sobre él sin recibir rasguños. La situación se esta saliendo de control, tiene que terminar de una vez. Antes de que Ginn pudiera pararse su cara es impactada contra el suelo quedando rastros de sangre de sus fosas nasales por lo que apoya las manos en el piso lanzandose con fuerza sin exito ante el peso del pelinegro. Toma del cabello al más pequeño arrastrando su cara contra el piso astillando su rostro contra la madera siendo arrojado contra este con fuerza. 

Aiden no siente diversión como sus padres lo hacen, es fastidioso para él terminar rapido, pero también lento, terriblemente indeciso en ello. Ve como el rubio se arrastra y a duras penas levantarse del suelo.

Aiden camina hacia él tropezando con una tela; mira el suelo donde esta una bufanda llena con rastros de sangre. No puede evitar imaginar a Dalan, las veces que a visto su rostro llorando y la primera vez que vió su sangre manchar la nieve, imaginarlo en una situación similar a todas las que ha protagonizado.

Como destruirte la vida. ©[EN PROCESO]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora