XXV

158 16 0
                                    

—Mi señora...la chica no ha comido desde hace siete dias

—Es terca...—Respondió La Reverenda Madre Gaius Mohiam —Fuera, déjame con ella

La joven aprendiz Bene Gesserit salió de la habitación dando una pequeña reverencia a la anciana, para después cerrar la puerta en silencio

Alicee estaba sentada en el centro de la habitación, en una alfombra de lana circular que hacia juego con el color del lugar, gris con negro y unos sutiles toques dorados, su mirada estaba perdida en una de las cuatro paredes

La chica vestia unos pantalones ligeros y una camisa de igual forma de color negro, tenía un color más pálido de lo normal, sus ojeras comenzaban a resaltar más que sus ojos, Alicee no había comido desde que llegó a la escuela Madre Wallach IX, hace una semana

—¿Pondras de tu parte o seguirás siendo terca?—La reverenda se acercó a Alicee—Debes prepárate para conocer a tu futuro esposo y lo más importante debes hablar de nuevo

Alicee permaneció sin hacer ningún movimiento o ruido, si del silencio se trata, la chica era la mejor en eso, ni siquiera el sonido de su respiración se escuchaba en la habitación

—Se que puedes hablar niña —La reverenda mencionó con irritación —Ya revisamos tu expediente medico otra vez, tus cuerdas vocales están en perfecto estado

La Reverenda Madre comenzó a irritarse, su dedo índice que se escondía debajo del largo velo negro golpeaba sus nudillos rápidamente

—¡Levantate! —La anciana utilizó la voz en ella—

Alicee se levantó del suelo y se acercó a la Reverenda, su mirada estaba en blanco mirando cualquier punto que haya frente a sus ojos

—Mírame

Alicee obedeció

—Si pudiera utilizar la voz para hacerte hablar, creeme que lo haría niña —La anciana miró ese rostro en blanco, no había tristeza, enojo, ni siquiera Alicee había llorado desde que llegó —Es hora de nuestra lección, ¿Recuerdas como se hace verdad?

La anciana se sentó en una de las dos sillas que había dentro de la habitación

—Siéntate —ordenó—

Los pies de Alicee inconscientemente fueron hacia la silla frente a la Reverenda, se sentó y miró a la anciana con su misma expresión en blanco

—Supongo que recordarás la Prana Bindu, no soy estúpida niña, se que recuerdas tu entrenamiento cuando estabas aquí en la academia, si tu padre no hubiera interferido hubieras sido la mejor, igual que tu madre, pero la terquedad que herdaste de él siempre fue un problema

Alicee no dijo nada, simplemente miró a la anciana, sus ojos penetrando los de ella, la Reverenda sabía que mencionar a sus padres daría alguna reacción en ella

—Eso te hace enojar, lo sé, cuando mencioné a Jessica, a través de tu semblante hay enojo dentro de ti —La reverenda se acomodó en la silla —Aun hay odio, ¿Verdad?, odio hacía tu madre, odio hacía esta Escuela, odio hacía Rossak, odio hacía toda la hermandad

Sus ojos chocaron con los de Alicee, la Reverenda comenzó a inspeccionar y, a entrar en su mente, pudo mirar en sus recuerdos la última vez que vio a su padre, su hermano y su madre, Pero no pudo excavar más profundo en esa mente perfecta y a la vez defectuosa

El asa de la nariz de Alicee comenzó a tener un tic nervioso, sus párpados se abrían y cerraban un poco más rápido de lo normal, su mandíbula se apretó ligeramente al ver aquellos recuerdos en su mente que quería borrar para siempre

"Basta...Basta...." —pensó para si misma—

—B...b...b...—Alicee comenzó a balbucear—

La Reverenda entre cerró sus ojos sin despegar su mirada en la de la chica

—Quieres que pare, pero tienes que ordenarme que lo haga

La nariz de Alicee comenzó a sangrar, sus manos hormigueaban y sus mejillas se tornaron de un color rosado

—¡Basta! —Ordenó la Reverenda—

Alicee tomó una bocanada de aire para no hiperventilar, sus manos fueron directo a su estómago para calmar la tos y las ganas de vomitar

—La anciana puso sus ojos en blanco —Dramatica, igual que tu padre —Se levantó de la silla y pasó de largo a Alicee- Ya veo que has olvidado como controlar tus emociones, has perdido diez años de entrenamiento —La reverenda dió un suspiro pesado —Tendremos que comenzar de nuevo, no puedo hechar a perder esa mente tan brillante solo porqué un pequeño trauma te dejó muda...No...

Alicee comenzó a relajarse, su boca estaba ligeramente abierta mientras recuperaba el aliento, sus manos jamás se alejaron de su estómago, la sangre de su nariz escurrió manchando su camisa y pantalón

—Lávate —Mencionó la Reverenda —Mañana comenzarás de nuevo tu entrenamiento —se acercó a Alicee —Y vas a cooperar en esto —Sus palabras se sentían como cuchillos afilados en los oídos de la chica—¿Has entendido?, Es hora de que comprendas tu posición y a lo que has venido a hacer en el mundo—Se alejó—

Alicee apretó sus dientes a labios cerrados, mientras respiraba por sus fosas nasales, mostrando por fin un semblante de enojo y odio hacia la anciana

—Bien, un progreso —La Reverenda giró sobre sus talones mientras se acercaba hacia la puerta —Otra cosa, retiramos los objetos con los que podrías causarte daño o si quisieras suicidarte, recuerda que estaremos monitoreandote, si te has lastimado cualquier parte de tu cuerpo tendremos que encerrarte en una habitación más aislada

Alicee miró la espalda de la anciana, La Reverenda siguió caminando hasta salir de la habitación, la chica miró el suelo con algunas gotas de sangre impregnada en él

"No llores..." —pensó para si misma— "No les des ese placer..." —Su mirada volvió hacia la puerta cerrada—

—Te juro padre...que volveré a casa... volveré a Caladan con mi hermano...y haré justicia por lo que nos hicieron —Susurró esas palabras con amargura y enojo—

𝓣𝓱𝓮 𝓬𝓱𝓸𝓼𝓮𝓷 𝓸𝓷𝓮𝓼 (⊃∪∩⪽)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora