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—Hay un modo de eludir a los Harkonnen—dijo Jessica—

—¡Los Harkonnen!—Paul se burló—Arroja de tu mente esas caricaturas de seres humanos

Alicee miró fijamente a su madre, estudiando las arrugas de su rostro a la luz de la tienda, las arrugas la traicionaban

—No deberías hablar de la gente refiriéndote a seres humanos sin…—Respondió Jessica—

—No estés tan segura acerca de los límites—dijo él—Arrastramos nuestro pasado con nosotros y...madre...hay una cosa que no sabes y que deberías saber… nosotros... nosotros somos Harkonnen

La mente de Alicee hizo entonces una cosa terrible, se vació totalmente, como si quisiera arrojar de ella toda sensación, pero la voz de Paul siguió llegándole implacablemente, arrastrándola consigo

—La próxima vez que estés ante un espejo, estudia tu rostro…estudia ahora el mío, mira mis manos, la forma de mis huesos y si nada de esto te convence, entonces cree en mi palabra, he recorrido el futuro, he visto un informe, en un lugar, tengo todos los datos, nosotros somos Harkonnen

—Una… rama renegada de la familia—Preguntó Jessica—Es esto, ¿verdad? Algún primo Harkonnen que…

—Tú eres la propia hija del Barón—Respondió Paul—

Jessica llevó sus manos contra su boca y apretaba fuertemente

—El Barón se dedicó a gozar de muchos placeres en su juventud, y se permitió incluso ser seducido, pero fue por las necesidades genéticas de la Bene Gesserit, por una de ustedes

Alicee comenzó a recordar lo que vió el día de la cena, esos rostros borrosos, ahora lo veía todo claro, el ecológo en ese tiempo era Pardot Kynes, estaba su hijo Lyet Kynes, la duquesa Caula, el contrabandista el hombre Fremen que hacia los trajes, un hombre llamado Ord, Bursegs, Narvi, todos eran de casas nobles o miembros de la cofradía

La Reverenda Madre Gaius Mohiam también estaba presente y una mujer...esa mujer llamada Margot Fenring y su esposo Hasimir Fenring....

"Esa mujer..."—pensó Alicee—"Había mencionado algo sobre él Barón que también se encontraba en el Banquete...¿Que era?...algo sobre...que la Reverenda no podía ni mirar al Barón por su accidente hace mucho tiempo... será que..."

—Si tú no eres el Kwisatz Haderach—dijo Jessica—¿Quién…?

Alicee salió de sus pensamientos y siguió escuchando la conversación

—No puedes comprenderlo—Respondió Paul—Lo creerás tan sólo cuando lo veas

De pronto Alicee vio lo fértil que era el terreno en el cual había caído, y dándose cuenta de ello, la terrible finalidad volvió a ella, inundándole de aquel espacio vacío en algún lugar de su interior, sofocándole con el dolor nuevamente

Alicee detestó aquel sentimiento, sintiendo que la invadían las náuseas, la otra división estaba llena de manchas de un confuso grisor interrumpidas por cimas de violencia, miró la visión que tuvo su hermano allí mismo

Una visión de una religión guerrera, un fuego que se
extendía por todo el universo con el estandarte verde y negro de los Atreides tremolando a la cabeza de oleadas de fanáticas legiones ebrias de licor de especia, estaban entre ellos, enarbolando el símbolo del halcón del santuario del cráneo de su padre

"Ahora comprendo..."—pensó Alicee—"Un plan dentro de otro y otro...eso es lo que quería la hermandad...una niña...yo...para casarme con un Harkonnen y así enjendrar esa mente poderosa..."

—No puedo tomar este camino—murmuró—Este es el que querrían realmente las viejas brujas de tu escuela

—No te comprendo, Paul—dijo su madre—

Paul permaneció silencioso, pensando que él era tan sólo una semilla, pensando en aquella consciencia racial que al principio había experimentado bajo la forma de una terrible finalidad

Descubrió que ya no podía odiar a la Bene Gesserit, ni al Emperador, ni siquiera a los propios Harkonnen, todos ellos estaban ligados a la ineluctable necesidad de la raza de renovar su propia herencia dispersa, cruzando
y mezclando y refundiendo sus líneas en un gigantesco rebullir genético y la raza conocía tan sólo un camino para esto… el antiguo camino que superaba cualquier obstáculo "La Jihad"

"No puedo escoger en absoluto este camino"—pensaron los mellizos—

Pero de nuevo, en las profundidades de su mente, vieron el santuario del cráneo de su padre, y la violencia con el estandarte verde y negro ondeando en su centro

Paul alzó los ojos y, a través de la verdosa luminosidad de la tienda, Alicee fijó su mirada en los rasgos delicados, patricios, de su rostro

—Entonces… ¿los Fremen nos darán refugio?—preguntó Jessica—

—Sí—Respondió Paul—Es uno de los caminos—Asintió—Sí, me llamarán…"Muad'Dib/El que señala el camino",Sí… así me llamarán—Susurró esas últimas palabras—

Alicee abrió sus ojos, se levantó de la cama, miró el sol penetrando en la habitación, se hincó delante del largo espejo, miró su rostro, tenía pocas particulas de especia que brillaban a la luz del sol y su nariz sangraba nuevamente

"Tengo que encontrarlos..."—pensó mientras la sangre caía al suelo—"No puedo seguir aquí...ya no...no quiero sufrir así otra vez...no de nuevo..."

Sus dientes comenzaron a castañear, cerró sus ojos y pensó,"Ahora sí puedo llorarte padre",pensó para si misma y sintió sus lágrimas resbalar por sus mejillas






𝓣𝓱𝓮 𝓬𝓱𝓸𝓼𝓮𝓷 𝓸𝓷𝓮𝓼 (⊃∪∩⪽)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora