XXVII

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Oh Mares de Caladan,
Oh gente del Duque Leto…
Ciudadela de Leto abatida,
Abatida para siempre…












Alicee sintió que todo su pasado, toda su vida antes de aquella noche, era como arena deslizándose por una clepsidra, pasaron algunos minutos hasta quedarse completamente dormida

De la nada abrió sus ojos y miró alrededor de la habitación, un fondo negro sin fin, se levantó de la cama y sintió la arena en sus pies, miró hacia abajo y comenzó a sentir la calidez entre sus dedos

Comenzó a caminar recto, y, a lo lejos vio a su hermano, estaba sentado al lado de su madre, sujetándose las rodillas dentro de la pequeña tienda de tejido y plástico, una destiltienda

Rápidamente corrió hacia ellos, su respiración era agitada, sus ojos estaban empañados al sentir las lágrimas acumularse dentro de sus párpados

—¡Paul! —gritó—

"Madre mía...¿Desde hace cuánto no escucho mi voz con claridad aparte de aquellos vagos susurros para mí misma...?" —pensó—

Alicee se acercó a su hermano. Paul miraba hacia afuera, a través de la parte transparente de la destiltienda, observando las rocas iluminadas por la luz de la luna que rodeaban el refugio

—¡Estan vivos! —gritó—

Alicee intentó tomar el hombro de su hermano, Pero al tocarlo fue como si su mano atravesara a un fantasma

"Escondiéndome como un chiquillo ahora que soy el Duque" —pensó Paul—

"Puedo leer su mente..." —Pensó Alicee—

La chica se acercó detrás de su hermano, este sacó una pequeña bolsa de lana, dentro habia una nota y el anillo Ducal de su padre

Alicee sintió un dolor en el pecho y un nudo en la garganta al comenzar a recordar y ver vagamente a su padre sentado en esa silla frente al Barón, la chica se acercó más a su hermano para poder leer el contenido

«No intentéis perdonarme» —Habia escrito Yueh—«No quiero vuestro perdón. Mi carga es ya bastante pesada. He actuado sin maldad y sin esperanzas de ser comprendido, ha sido mi tahaddi al-burham, mi última prueba. Os dejo el sello
ducal de los Atreides como testimonio de que escribo la verdad.Cuando leáis esto, el Duque Leto habrá muerto. Pueda consolaros mi afirmación de que no morirá solo, que aquél al que odiamos todos nosotros más que a nada en el mundo morirá con él»

No estaba dirigida a nadie ni tenía firma, pero no había ninguna duda acerca de aquella caligrafía familiar…Yueh. Recordando la misiva, Alicee revivió su angustia en aquel momento… algo agudo y extraño que parecía manifestarse en ella, las palabras leídas que su padre había muerto, reconocía la verdad de aquellas palabras, pero todo ello no era más que otro dato a encasillar en su mente para el momento de ser usado

Alicee leyó las palabras de Halleck en la mente de su hermano,"El humor está bien para los borregos o para hacer el amor, no para combatir", de nuevo escuchó las palabras de su hermano en su mente "Quizás sea eso, lloraré a mi padre luego...cuando tenga tiempo"

Pero la fría decisión de su hermano de su ser no mostró ninguna flexión,  Intuyó que su nueva percepción era tan sólo un inicio, así como el de ella y que iría en aumento

La impresión de una terrible finalidad, que había experimentado por primera vez durante su confrontación con la Reverenda Madre Gaius Helen Mohiam, la aferró de nuevo...entendío a su hermano lo que significaba quedar completamente en shock, un trauma...

—Tendremos que depender de nosotros mismos—mencionó Paul—Nuestra primera preocupación es nuestro arsenal familiar de atómicas, hemos de alcanzarlo antes de que los Harkonnen lo encuentren

—Es poco probable que lo encuentren—dijo ella—Allí donde lo hemos ocultado a menos que tú hermana siga viva y la usen como carnada para llevarlos a ese lugar

—Alicee no sabe sobre eso

Jessica se volvió, estremeciéndose ante la amargura y la dureza de la voz de su hijo, notando su precisa evaluación de las posibilidades

—¿Y si la hay?, la Reverenda Madre se adentrará en su mente y lo sabes

—No, a menos que esté viendo nuestra charla en este momento y si lo hace, aún así Alicee es fuerte, se que es mejor que tú, mejor que esa Anciana

"Paul..." —pensó Alicee—

Jessica había contribuido a adiestrar aquellas dos mentes de inteligencia, pero ahora descubrió que le inspiraban miedo, sus pensamientos giraron, buscando desesperadamente el refugio que para ella había sido siempre el Duque, y las lágrimas inundaron sus ojos

Alicee centro la mirada en su madre, aquella ceja fruncida y su labio inferior ligeramente temblando para guardar las lágrimas

"Tenía que ser así, Leto" —pensó Jessica—"Un tiempo para el amor y un tiempo para el dolor" —Apoyó la mano en su vientre, consciente del embrión que llevaba en él—"Tengo en mí otra hija de los Atreides que me fue ordenado engendrar, pero la Reverenda Madre estaba equivocada, una hija más no hubiera salvado a mi Leto, esta hija es sólo una vida que intenta alcanzar el futuro en un presente de muerte, la he concebido por instinto y no por obediencia...Oh...Alicee...mi pobre Alicee...no sabes el miedo que siento al saber que estás viva y que pronto sufrirás en las manos de los Harkonnen..."

Lentamente Alicee abrió sus ojos, miró el Dosel siendo penatrado por la luz de las ventanas, se quedó procesando lo que había visto

"¿Fue un sueño...?"—pensó—"No...ellos están vivos...con que esto es una mezcla de la Prana Bindu y...una pequeña percepción sobre lo que soy o puedo llegar a ver atravez de mi entrenamiento...o simplemente estoy loca y deprimida...pero...se sintió muy real..."

Alicee se sentó en la cama, frotó sus ojos con las palmas de sus manos y dejó escapar un suspiro pesado, miró el reloj de la pared frente a ella y este daba quince minutos para las ocho

Tengo que esconder esta información, si la anciana se da cuenta de que ellos están vivos, no dudará en avisarle a alguien...quizá al Barón, a la cofradía o incluso que llegue a los oídos del emperador"—pensó—

𝓣𝓱𝓮 𝓬𝓱𝓸𝓼𝓮𝓷 𝓸𝓷𝓮𝓼 (⊃∪∩⪽)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora