Luna de sangre - Lisoo/ Chaennie

No eres digno... II

"Hay cosas que no sabia que sentía hasta que las escribí y me dolió leerlas..."
- EAP
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Paris: En otra habitación del hotel

En la penumbra de su habitación, la tailandesa también estaba despierta. Ahogaba sus penas desde hacía horas con varias botellas de alcohol, tratando en vano de adormecer el dolor que le oprimía el pecho. Con el corazón roto y herido, pensaba una y otra vez en las palabras que Jisoo le había dicho, incapaz de sacarlas de su cabeza.

El arrepentimiento la invadió como una marea implacable al darse cuenta de que había dejado escapar su gran oportunidad con la pelinegra. Ya no había marcha atrás, Jisoo ya no la quería cerca, eso sin mencionar que estaba considerando unirse en matrimonio con ese idiota. Cada sorbo de alcohol era un intento fallido de enterrar esos pensamientos, pero solo conseguía ahogarse aún más en un mar de desesperación y tristeza.

En medio de su poca lucidez, mientras seguía tomando, mirando su reloj notando cómo el tiempo se volvía más lento y la habitación se volvía más fría. Sintió cómo unas suaves y pálidas manos comienzan a tocarla por detrás. Reconoció aquel aroma cálido, lo que la hizo cerrar los ojos. Sabía lo que venía.

-No, no otra vez... -susurró Lisa, intentando mantenerse cuerda. -Te desvanecerás. Solo eres un sueño que me romperá el corazón.

Aquel tacto se sentía tan real que era difícil diferenciar entre lo que era verdad o imaginación. Era el resultado de su mente y cuerpo pasándole factura.

-Shhhhh, vamos a la cama. -escuchó decir a aquella voz que tanto amaba.

Estaba hipnotizada, al grado de que sus pies parecían moverse solos. Al llegar a la habitación, se derrumbó en la cama, girándose para mirar a aquella que se parecía tanto a su amada pelinegra. Se estaba entregando lentamente a su perdición.

-Tienes que luchar... luchar un poco más. -susurró aquella voz, mientras acariciaba el cabello de Lisa. -En esta vida o en la otra.

-El destino nos prometió estar juntas, pero es el mismo que nunca me va a dejar estar contigo. -respondió la tailandesa con tristeza y dolor, acurrucándose más. -Si pudiera devolver el tiempo, te juro que lo haría diferente. No puedo vivir sin ti.

Eran tan idénticas, lástima que no fuera real y muy en el fondo lo sabía. Solo era un fantasma, una ilusión que la atormentaba y consolaba. Su mente esquizofrénica intentaba escapar de su dolor, pero solo encontraba más sufrimiento en la sombra de su amor.

Aquella pelinegra se acercó y unió sus labios en un apasionado beso, el tacto era cada vez más frío y tosco, estaba perdida completamente. Hasta que Lisa sintió un pequeño objeto en su cavidad oral, se sentía como una cápsula. Comenzaba a entrar en pánico por la falta de aire a causa el beso, la sensación era tan real que los nervios la invadieron. Cuando finalmente con desesperación, tragó la cápsula pensando que era una de las pastillas que solía tomar y se apartó, recuperando el aliento.

-¿Qué demoni-... ? -intentó reclamar la tailandesa, pero guardó silencio repentino al ver el tipo de frasco que sostenía su amada. Se percató rápidamente de lo que se había tragado: no eran drogas estimulantes, era un somnífero de acción rápida. Su alma salió de su cuerpo y sus manos comenzaron a temblar de pánico y miedo.

Supo rápidamente que no tenía tiempo de vomitarlo, ya que su cuerpo se desconectaría dentro de unos segundos, cayendo profundamente dormida de inmediato. Su mayor temor se volvía realidad: las pesadillas regresarían, y no sabía por cuánto tiempo tendría que estar en ese infierno. Su cuerpo desde hace días estaba exhausto por el exceso de bebidas energizantes y estimulantes que consumía diariamente; se notaba en sus grandes cuencas debajo de sus ojo, ni siquiera su energía era la misma.