Majestad...

108 12 2
                                    


En el palacio Imperial

En la gran sala imperial, el emperador Wang estaba sentado en su trono, mirando con indiferencia a la persona frente a él que osaba desafiar su autoridad. Con pasos lentos, aquella entidad se acercaba al monarca, sabiendo que, a pesar de su estrecha amistad, sería castigado.

-Su Majestad, estoy de regreso. -anunció el señor Manobal. -Vine a terminar los asuntos pendientes con el compromiso político. Por favor, acepte mi reverencia.

Manobal se arrodilló y pegó su cabeza al suelo en señal de sumisión, algo que nunca antes había hecho debido al respeto mutuo de su relación con el emperador. Esta acción solo aumentó la ira del monarca, quien interpretó el gesto como una burla.

Después de unos segundos, este se levantó y miró fijamente al emperador.

-Majestad, ¿se encuentra bien? -intuía que el monarca estaba molesto por haber desaparecido dejando de lado sus obligaciones solo para estar con aquella mujer que tanto amaba.

No pudiendo evitar más el silencio, el emperador Wang respondió con dureza.

-Ahora que está de regreso de su tiempo de ocio. Espero estarlo. -respondió con sarcasmo.

La mano derecha del monarca sintió pena por el comerciante al recibir tal trato de alguien que lo quería como si fuese su hermano.

-Lo recordaré, su majestad. -respondió Manobal tragando en seco.

-Escucharé las historias de su viaje más adelante. Debió ser un viaje largo y movido. -La vergüenza consumía a Manobal. -Descanse el tiempo que necesite, después se pondrás al día con sus obligaciones. -el monarca era frío y directo, su molestia evidente.

-Agradezco su benevolencia, su majestad. -finalizó Manobal, bajando la mirada antes de hacer otra reverencia y retirarse.

El emperador veía cómo Manobal se perdía al salir de la gran sala imperial. Su enojo era palpable y no se molestaba en ocultarlo.

-Su majestad... -llamó su sirviente, preocupado. -Por favor, perdónela.

-Si la perdono no madurará nunca. Dime, ¿qué respuesta recibiste del clan Kim? -el monarca ahora lo miraba fijamente.

-La familia Kim vendrá mañana, la reunión será en el jardín imperial. -informó el sirviente.

-Perfecto, el plan sigue adelante. Investiga sobre aquella esclava, no quiero que arruine nada. -ordenó el monarca antes de retirarse a terminar sus quehaceres.

El ambiente en el palacio era tenso. Su sirviente sabía que cualquier error podía desencadenar la furia del emperador. Manobal, por su parte, se dirigió a su casa, sintiendo el peso de la desaprobación imperial sobre sus hombros. Aunque había regresado, sabía que tendría que trabajar duro ya que el monarca seguro se desquitaría con él.

///

POV Manobal

Mientras este caminaba por los pasillos del palacio, se topó con una figura que consideraba despreciable. Decidió ignorarlo y seguir adelante.

-Sí que eres cínico. -dijo el hombre, al ver que era evitado cómo leproso. -Eres un tonto arrogante.

Manobal se detuvo al escuchar eso. Lo último que quería era que el emperador se enterara de que estaba causando problemas en el palacio, pero el primer ministro le daba motivos.

Luna de sangre - Lisoo/ ChaennieDonde viven las historias. Descúbrelo ahora