Cuatro hermanas de una prestigiosa familia italiana se encuentran con distintos rumbos y cuestiones por resolver.
Entre la empresa familiar y las decisiones que deben tomar para no defraudar a su padre, parece que es imposible que el amor pueda ten...
¡Ay! Esta imagen no sigue nuestras pautas de contenido. Para continuar la publicación, intente quitarla o subir otra.
Hairen termina de colocarse un labial rojo cereza frente al espejo mientras hace videollamada con Hanna, quien está absorta en sus pensamientos mientras la morena no para de hablar. Está tan emocionada por su nueva presa como para notar que su hermana no le está prestando atención.
— ¿Estás segura de que Carlos confirmó y de que le llegaron los boletos? No quiero parecer una estúpida en el estadio esperándolo—comenzó a acomodar su cabello— Tuve que salir con un imbécil para que me explicara lo suficiente de fútbol para comprender algo del deporte, fue de mis peores experiencias—recuerda y hace mala cara— Definitivamente lo pondré en las últimas posiciones en mi lista.
Hairen se aleja para que Hanna pueda apreciar su conjunto de lencería, el cual es blanco y de encaje.
— ¿Qué opinas? ¿Crees que le guste o es mucho?—se da cuenta de que la rubia tiene la cabeza en las nubes— Tierra llamando a Hanna. 1, 2, 3 probando.
— Hai, ¿puedes dejar de pensar en sexo por un minuto ?—pone cara de fastidio— vas representando a la compañía, no es otra de tus aventuras—se masajea las sienes— Puedes engañar a papá, pero no a mi.
— ¡Uy, pero que genio!, tu necesitas una y un buen orgasmo—se acomoda el busto mirándose en la imagen de la videollamada— Cariño deberías darte a ese monegasco que está como quiere, el estar comprometida no tiene por qué detenerte.
— Hairen no digas estupideces por favor—se quita sus lentes con algo de brusquedad y presiona el puente de su nariz— No se quien es más exasperante, si ese estupido piloto o Dante. Es el típico new rich que cree que por tener plata de la noche a la mañana ya es dueño del mundo.
— Pues hasta acá puedo oler la tensión sexual entre tu y Charles, en cambio Dante—pone cara de asco—si te toca de nuevo lo mato—le da una sonrisa sarcástica y se vuelve a colocar a modo de pose para que califique su lencería— Al menos Leclerc no mata leones por diversión.
— No sé qué carajos te habrá dicho Helen, pero miente, entre Charles y yo lo único que hay es un contrato—mira un momento a su hermana— Te ves bien niña, deja de ser tan exhibicionista— suelta un suspiro pesado y contempla a su hermana.
Hairen es alta, con un cuerpo delgado y piernas largas, su cabello café cobrizo es lo bastante largo para cubrir sus pechos y sobrepasar el ombligo, Hanna siempre había pensado que su hermana tenía una cara de pertenecer a otra época, al igual que toda ella, con esos labios carnosos, pómulos definidos y unos ojos café que fácilmente podrían imitar una mirada de bambi.
Algo que se envidiaban la una de la otra era que Hairen era la libertad en su máxima expresión y el que Hanna fuera tan fría y reservada con sus emociones, lo que hacía que el intento de conquistarla se vuelva todo un desafío para que al final del día la rubia solo los mirase por encima de su hombro y los tratara como seres inferiores, mientras que para tener a Hairen, solo bastaba algo de labia o atractivo físico que sea de su antojo.