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-Puede que sea pesado, pero de verdad, es una chica maravillosa. Culta, divertida, pinta genial...- Enumeraba Josuke
-Si, un poco pesado si eres, pero lo entiendo, si yo estuviera enamorado, estaría igual- Okuyasu asentía indicando entender el sentimiento de Josuke.
Josuke y Okuyasu se dirigían a visitar la tumba del hermano de Okuyasu.
Pero de camino se cruzaron con un cartel con información de un restaurante de comida italiana a 100 metros del cementerio.-Seguro que ponen cosas como para que se te caiga la baba. ¡Anda, vamos, vamos!- Rogaba Okuyasu mientras deseaba al menos un trozo de pan para llevarse a la boca.
Caminaron en la dirección que el cartel indicaba hacia donde estaba el restaurante, y cuando vieron en una casa un cartel en el que se podía leer "TRATTORIA¹", pararon a observar a detalle el establecimiento.
-¿Es aquí?- Preguntó Josuke. -Creía que era una casa abandonada-
-La habrán reformado. Pinta bien.- Josuke encontró extraño que en el menú del día, pusiera "depende del cliente" desde ahí, todo le comenzó a dar muy mala vibra.
El restaurante por dentro también tenía un aspecto acogedor.
-Bienvenidos- Saludó una voz con un ligero acento. -¿Para dos? Tomen asiento.- Un hombre vestido completamente de blanco salió de la cocina para darle una cálida presentación a sus clientes.
-Perdona, ¿Eres extranjero?- Okuyasu preguntó.
-Si, signore, soy italiano- informó -Llámenme Tonio-
-¡Cojonudo! Auténtica comida italiana- Celebró el de tez más oscura. -¿Podrías traerme el menú?- El semblante de Tonio cambió a uno más serio.
-Aquí no hay de eso-
-¿Cómo no vas a tener menú?-
-El cliente decide lo que quiere- Tonio sonrió.
-Pues yo quiero la carta- Se quejó Okuyasu.
-No, me refiero a que yo preparo la comida tras observar a los clientes-
-¿Los clientes no pueden comer lo que quieran?- Tonio observó adecuadamente la palma de la mano de Okuyasu .
-Parece que has tenido diarrea, tampoco has dormido bien, con suerte unas... 4 horas de sueño ¿No? Déjame ver tu otra mano. Hmm... Tienes pie de atleta, 2 caries y el hombro izquierdo tenso ¿Me equivoco?- Los adolescentes estaban sorprendidos
-¿¡Cómo has sabido todo eso!?- Okuyasu lucía hasta asustado.
Tonio sirvió agua en las dos copas de los chicos mientras se disculpaba por el desliz de no servirles bebidas.
Josuke al no tener hambre optó por pedir un cappuccino.
-Ho capito- Tonio sonrió amablemente. Josuke le pidió a Okuyasu que se acercara.
-La comida sana me preocupa mucho de como sienta y poco de como sabe. Si no te gusta, no pagues- Okuyasu asintió.
El de pelo más corto le dio un trago al agua y comentó que sabía como la mejor agua, tan deliciosa era, que Okuyasu comenzó a lloriquear, siendo imposible detener sus lágrimas, no paraba, pero cuándo realmente se asustaron fue cuando vieron cómo los ojos de Okuyasu se arrugaban, cual papel inservible.
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Josuke iba volviendo a su casa, mientras las farolas de la calle se iluminaban más de lo normal mientras caminaba.
Al llegar a casa volvió a encender su consola después de saludar a su madre.
Su madre comenzó a regañarle por estar jugando tan tarde, ya que la cena estaba lista, haciendo que Josuke perdiera en el último nivel de su juego favorito.
Apagó la televisión y se levantó del suelo, pero la TV se volvió a encender, programando una telenovela de amor.
-¿Por qué no se apaga?- Trataba de darle a todos los botones, esperando que la pantalla hiciera algo. En eso el teléfono comenzó a sonar.
-Josuke Higashikata- Sonó una voz desconocida para el joven.
Cuando miró la televisión con más atención, descubrió que allí se encontraba el stand enemigo que mató a Keicho Nijimura.
Chili pepper estaba provocando a Josuke, lo que él no se esperaba es que fuera tan veloz.
-Josuke, es para tí- Avisó su madre.
Cuando logró hacer que el stand enemigo se rindiera, entró su madre.
-Josuke, ¿No me has oído? ¿Y qué es todo ese escándalo?-
-Nada mamá, ya voy- La habitación estaba intacta a pesar de la reciente pelea.
Al pegar su oído al altavoz del aparato escuchó una hermosa voz familiar.
-¿Estás bien?- La estaba escuchando algo nerviosa.
-¿A ti te ha visitado un pollo amarillo eléctrico? Me ha roto la televisión- Kioko estaba nerviosa por lo que diría su padre.
-Sí, a mi también me ha hecho una visita. Si quieres mañana a primera hora voy y arreglamos tu televisor. ¿Estáis bien?- Preguntó
-Sí, mi hermano está asustado porque se ha apagado la luz del salón de repente y se pensaba que era un fantasma- Se le escapó una sonrisa a la fémina.
Después de esa agradable pero breve conversación, Josuke cambió su uniforme y cenó junto a su madre.
Se fue a la cama cuando terminó de leer un tomo de su manga favorito y cayó en un sueño profundo.
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A la mañana siguiente Jotaro reunió a los cuatro jóvenes para darles la noticia de que venía un hombre a ayudarles.
-Ya está bastante mayor, por lo que lleva gafas ya que su vista falla, y bastón, porque sus piernas ya no son lo que eran-
Kioko suspiró sabiendo a quién se refería.-Tiene 80... No, puede que unos 79 años-
-Esto es terrible, Josuke- Se lamentó Koichi.
-¿Qué? ¿Por qué?- No entendía nada.
-Josuke, tiene 79 años, es extranjero, y usuario de stand...- Por fin Josuke entendió quién era aquel señor misterioso.
De repente la motocicleta que Okuyasu comenzó a rugir.
Era chili pepper.
-¿A quién se le ocurre venir en moto?-
Tras un arrebato de odio de Okuyasu hacia el stand, se puso a perseguirle cortando el espacio, logrando quedar encima de la moto, junto al pollo.
Pero Okuyasu cometió un error.
El stand cortó el brazo de Okuyasu y le absorbió hacia la toma de corriente de toda la ciudad, matándolo.
Koichi estaba destrozado, arrodillado en el suelo llorando.
Josuke y Jotaro se mostraban indiferentes, causando rabia en el peliblanco.
Josuke curó el brazo de Okuyasu trayéndolo de vuelta con ellos.
Okuyasu estaba rabioso ante la derrota.
-Debes pensar antes de atacar, si no, ocurren cosas así- Regañó Jotaro.