Kioko caminaba sola hoy de vuelta a su casa, Josuke se quedó en casa cuidando de la bebé invsible. Pero la mayoría del camino fue acompañada por su compañero de clase, Hazamada.-¿También te gusta Rohan?- Su compañero estaba emocionado. Kioko asintió.
Terminando esa conversación, se cruzaron a Koichi. Se saludaron los más bajos, preguntándose como se encontraba el pelinegro.
Kioko y Hazamada incluyeron a Koichi en la conversación sobre el gran mangaka.-Pues... Me he enterado de que vive en Morioh, por dos corredores de bienes- Dijo emocionado.
-Vayamos a pedirle un autógrafo, lo necesito- Dijo Koichi.
-Chicos, a Rohan no le gusta que le molesten, bueno, a él ni a ningún artista, No creo que...- Kioko fue interrumpida por el pelinegro.
-Ni que lo conocieras, a lo mejor no pasa nada, además, técnicamente nosotros le damos de comer, así qué que nos haga el favor-
Caminaron por un buen rato hasta encontrar el hogar del mangaka, y como koichi y Hazamada se negaban a llamar a su timbre, fue Kioko.
-Kishi- Kioko fue a llamar, pero casi se muere del susto que la dió Rohan al agarrar su mano antes de que sonara el timbre. -Kishibe, que no hagas eso, casi me matas, otra vez-
-¿¡Cómo que otra vez, ya le conocías!?- Gritaron los dos fanáticos al mismo tiempo.
-Uy si, lo que pasa es que se me olvidó donde vivía, no tengo muy buena memoria.- Kioko se giró hacia el mayor. -Son dos grandes admiradores tuyos, venían a ver si les podías dar un autógrafo-
-Kioko, me alegra volver a verte, ya te comenzaba a extrañar. No me importa, incluso, subid a mi estudio-
Los tres subieron a su estudio, donde vieron bocetos a color, materiales, y un cuadro extraño.
Era una mujer de cabellos cobrizos a la altura de sus pechos, vestida con un corsé ajustado, remarcando la fina cintura de ella, junto a una falda bastante corta con unos ligeros volantes. El corsé era de un hermoso rojo vino, mientras que la falda, era de un tono más sangriento, siendo esta más oscura que el corsé. En los ojos utilizaba un trapo negro, ocultando su mirada, y de esta tela, caían decoraciones de lencería.-Mi mejor obra, sin duda, Retrechera Noctámbula. Hasta que no cumpla los dieciocho no la publicaré- Kioko miraba aquella obra con admiración, sobre todo, porque la terminó en dos semanas, a pesar de ser un cuadro gigante, y la cantidad de detalles y colores que se usaron.
-No me digas...- Hazamada estaba pálido.
-Se me hace familiar- Koichi trataba, todavía, de descifrar quien era la modelo.
-¡Es Kioko!- Dijo Hazamada.
-¿De qué conoces a Rohan?- Preguntó el peliblanco.
-Yo también quería un autógrafo, y pues, nos hicimos amigos, e hicimos ese cuadro, yo posé y el dibujó.- Rohan pasó su brazo por los hombros de Kioko.
Rohan se acercó a Hazamada, quitándole una araña del hombro, se fue a por un cúter, y atravesó a la araña, lentamente, la comenzó a lamer, provocando arcadas en Hazamada hasta que vomitó.
-Que buena expresión- Rohan iba a dibujarla, pero al ver que Hazamada al repetirla la hacía de forma exagerada y falsa, se negó a volver a querer dibujarle. Rohan abandonó la habitación para agarrar una pluma de autógrafos y un poco de té.